La polémica cubierta del Palacio de Congresos de Santiago Calatrava en Buenavista no es una estructura segura, aun cerrada. Así lo aseguraron ayer dos técnicos que testificaron en el juicio en el que el arquitecto y la empresa Jovellanos XXI se demandan mutuamente por impago de honorarios e incumplimiento de contrato, respectivamente. La declaración central de la tercera sesión del proceso que preside el magistrado Pablo Martínez-Hombre fue la aportada, en calidad de testigos, por los ingenieros de caminos Juan Carlos Arroyo y Antonio Romero. «Estamos preocupados, la estructura no es segura», manifestaron en referencia a una cubierta pensada inicialmente para ser móvil, pero que se ha quedado fija. Además, aseguraron que Calatrava modificó las mediciones de las cargas de viento «de manera insólita». La única explicación que se les ocurre es que lo hiciera «para cumplir la normativa».

Las afirmaciones realizadas por los técnicos no dejaron indiferentes a los representantes legales del arquitecto Santiago Calatrava, desplazados a Oviedo para asistir a la vista oral. «Son unas afirmaciones graves; es una estructura en uso que cuenta con licencia municipal», matizó en su turno de intervención uno de los abogados de Calatrava. Los técnicos explicaron que realizaron unas comprobaciones sobre la resistencia del arco frontal -estructura cerrada- y que los resultados obtenidos «no son admisibles normativamente», por lo que deducen que «la cubierta no es segura». Los ingenieros abundaron en que los datos utilizados para esta medición -cargas de viento- fueron los mismos que empleó el estudio de Santiago Calatrava en un ensayo realizado en un túnel de viento con una réplica (incompleta, dijeron) de la estructura en miniatura. Y que se trata de datos totalmente válidos. A continuación, añadieron que, por motivos que desconocen, en el cálculo de la estructura cerrada presentado por el arquitecto valenciano en 2011 «se disminuyeron las cargas de viento de manera insólita».

Antonio Romero aseguró que «no se utilizaron los resultados del túnel de viento y no se consensuó con nadie». También afirmó que la alteración de esta medición no fue baladí: «De 7,4 kilonewtons bajó a 1,9 kilonewtons», manifestó. Ante las preguntas del letrado de Jovellanos XXI sobre los motivos que podrían haber llevado al arquitecto a presentar estas mediciones en 2011, el técnico respondió: «No sé qué decir, como técnico no encuentro una explicación, tal parece que no lo haya hecho Calatrava; lo único que se me ocurre es que se bajan las cargas para que estos elementos cumplan la normativa», matizó.

En su turno de preguntas, los abogados de Santiago Calatrava trataron de desmontar la declaración de los técnicos aludiendo a un «cuarto arco» en la cubierta que estos no habrían tenido en cuenta en sus mediciones y que, según sus informes técnicos, «asegura la estructura».

«El cuarto arco no lo tomamos como referencia porque no tiene nada que ver y es estructuralmente despreciable», replicaron los técnicos. También les afearon la autoría de un estudio anterior sobre la cubierta del edificio en el que no hacían alusión a estos problemas de seguridad de la estructura cerrada. Los técnicos respondieron que se trataba de un informe dirigido al Ayuntamiento de Oviedo sobre cómo se podría restituir la movilidad de la estructura. «Fue el que enviamos para recuperar el aval», se limitaron a contestar. El juicio prosigue hoy con la intervención de los técnicos de la parte contraria, la de Santiago Calatrava, quienes, se presupone, presentarán conclusiones diferentes a las expuestas ayer en el Juzgado de primera instancia número 10.