No es nuestra Asturias, ciertamente, una tierra de muchos santos, lo dice hasta un refrán. Así, a bote pronto, el censo asturiano de bienaventurados oficiales no pasa de San Melchor de Quirós y el beato Juan Díaz Nosti, aparte de las causas introducidas de la venerable Práxedes Fernández, mierense afincada en Oviedo, y de Isaac Díaz, miembro de la Acción Católica local. Si no estoy en lo cierto, que quien lo sepa me corrija.
Hoy me llama la atención el aludido padre Díaz Nosti, asesinado con otros 50 (he dicho cincuenta) claretianos -la mayoría, muy jóvenes- en el verano de 1936, y primer ovetense en los altares desde 1992 por su martirio cuando era prefecto del seminario de su orden en Barbastro. El apellido Nosti está localizado en el oriente de Asturias. De Villaviciosa es mi antiguo compañero periodista y hoy catedrático de la Universidad de Málaga Bernardo Díaz Nosti.
Del concejo de Siero procedían los padres de Juan, nacido en la ovetense quinta de Los Catalanes, zona de los actuales Colegios Mayores, entre Pedro Masaveu, Cardenal Cienfuegos y Muñoz Degraín, donde la numerosa familia se había establecido para llevar una casería, que entiendo permaneció allí hasta que en el lugar fue construido un bloque de viviendas hace unos 30 años.
Juan fue bautizado en el templo parroquial de San Isidoro y vivió en Oviedo hasta su ingreso en un seminario claretiano. Ordenado sacerdote, fue un esclarecido profesor en varios centros de estudio. Se dice que era abierto, alegre, gran conversador y con una extraordinaria preparación humanística y científica.
No son desconocidos los dramáticos sucesos de aquel verano. Asaltada la sede de los claretianos en Barbastro, paseados sus internos entre el ludibrio callejero, encarcelados en pésimas condiciones, tentados con prostitutas y falsas propuestas de libertad si renegaban de su fe, sin una sola apostasía, fueron muertos a tiros por la espalda en el cementerio local.
Patrocinada por la comunidad claretiana de la parroquia del Corazón de María, los próximos viernes, sábado y domingo se estrenará en la sala del Colegio de Médicos, a la vez que en toda España, la película «Un Dios prohibido» que narra estos hechos con respeto y dignidad. En ella, el personaje del padre Juan Díaz Nosti estará encarnado por el actor José María Rueda.
Los organizadores hacen notar que no pretenden reabrir debates ni remover recuerdos ni buscar culpables. Aquellos misioneros mártires vivían su condición cristiana con preocupación por la justicia social sin ninguna clave política: «Tuvieron la enorme generosidad de morir perdonando y de ofrecer su vida por la extensión del Evangelio, la paz, la reconciliación y la consecución de una sociedad mejor».
El ovetense Juan Díaz Nosti fue uno de ellos.
Nota al margen.- El acoso del sábado a los obispos en la plaza de la Catedral, con ocasión de la ordenación episcopal de Juan Antonio Menéndez, revela por lo menos tres aspectos de la realidad actual. La primera, que la ordinariez se extiende por la calle. Segunda, que los cristianos estamos otra vez en un tiempo de prueba. Tercera, que España va camino de ser país de misión. La pregunta es: ¿dónde estaban los agentes del orden?