«Para defender el Naranco, hay que conocerlo. Es lo mismo que construir una casa; hay que empezar por los cimientos y no por el tejado». Faustino Álvarez, uno de los integrantes de la marcha verde que ayer recorrió el camino fluvial del Nora para proteger y reivindicar la riqueza natural del monte ovetense, animó ayer así a sus compañeros, más de un centenar de personas, antes de empezar la caminata.

El grupo más numeroso partió del aparcamiento del Centro Ecuestre de El Asturcón a las once de la mañana mientras otros salían a la misma hora del apeadero de la Corredoria en bicicleta. El encuentro se produjo unos metros antes de llegar a la explanada de la cantera «El Picón», en Brañes. En total, unos seis kilómetros de recorrido.

Familias, parejas y hasta mascotas se animaron a participar en la marcha, bajo el lema «¡Salvemos el Naranco!». Algunos ya conocían la ruta pero la mayoría descubrió las maravillas del entorno verde del hípico, la zona de Los Molinos o Los Carriles. Sergio Fernández, de 12 años, se puso las botas de montaña para disfrutar de un domingo con su padre. «Yo pensaba que conocía el Naranco de sobra, pero este sitio es totalmente nuevo para mi. Me parece de cuento», reconoció el pequeño sin dejar de sacar fotografías del paisaje con una cámara de mano.

A su lado, Lorena García tiraba de la correa de su perrita «Peque», empeñada en probar el agua del Nora. «La parte que más conozco de este río es la que está cerca de La Corredoria y no me podía imaginar que en la falda del Naranco hubiese un paseo tan fácil y bonito como este. Volveré en cuanto pueda si el tiempo lo permite», dijo la joven.

La lluvia respetó la marcha verde aunque su amenaza menguó las expectativas de los organizadores, una docena de asociaciones ciudadanas que denuncian las agresiones medioambientales que, a su juicio, producen las canteras en el monte.

Osmel Fernández, vecino de Agüera, habló de otro tipo de daños en el paseo fluvial del Nora; las consecuencias de los temporales y la contaminación. «Es frecuente ver un montón de troncos y basura en el agua amontonados porque nadie se hace cargo de la conservación del entorno», señaló Fernández, sorprendido de que el paseo luciese ayer su mejor cara. «Parece que sabían que íbamos a venir y lo limpiaron», comentó.

Varios biólogos se sumaron a la marcha y aprovecharon la ocasión para hacer de guías. Enrique Fernández, miembro de la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza y del partido ecologista Equo, explicó la variedad arbórea en cada parada. Los avellanos, los sauces y los robles comparten espacio con otras especies introducidas por el hombre, como los eucaliptos, los chopos o los pinos.

Atenta a todas las explicaciones y a su ritmo, la ovetense Patricia Martínez, embarazada de nueve meses y a menos de quince días para salir de cuentas, completó los seis kilómetros del paseo con una amiga. «Me viene bien caminar en la recta final del embarazo, así que me pareció la mejor opción para el domingo. No me preocupa romper aguas aquí. Llamo al 112 y punto».