La librería Santa Teresa, situada en la calle Pelayo a la sombra del edificio de la Jirafa, y emblemático establecimiento ovetense, cerrará sus puertas a finales de este mes. De esta manera se pondrá fin a una parte muy importante de la pequeña historia de la ciudad y de sus libreros, a la que Santa Teresa contribuyó a escribir con letras mayúsculas. «Es el momento de dejarlo, aunque para mí sea especialmente duro», resumió ayer su titular, Alberto Polledo, librero de tradición y de vocación. Por una parte le llegó la hora de la jubilación al cumplir 70 años. Por otra, finaliza el contrato de arrendamiento de la librería con el propietario del local, el conde de Rodríguez Sampedro. Y finalmente porque la crisis económica también se está cebando con las librerías de forma muy especial. Competir con internet es complicado, sobre todo entre los clientes más jóvenes.

La librería Santa Teresa abrió sus puertas en 1928 en la calle del Peso, donde ahora se encuentra una tienda de antigüedades, y en el año 1941 se trasladó a la calle Pelayo, donde ahora podrá fin a una historia librera tan larga como fructífera. Para muchas generaciones de ovetenses Santa Teresa era la librería por antonomasia.

A Carmen Ruiz-Tilve, cronista oficial de Oviedo, la noticia del cierre de Santa Teresa la llena de «tristeza». «Es una muy mala noticia para mí, para el comercio tradicional ovetense y especialmente para el librero. Pero en este caso el del cierre de una librería con la historia de la de Santa Teresa es mayor aún. Lo siento profundamente». De la histórica librería a Carmen Ruiz-Tilve le quedarán los recuerdos de la niñez, cuando acudía con «ilusión» a comprar algún libro.

Para Ramón Rodríguez, director del RIDEA y de la Biblioteca de la Universidad, con el cierre de Santa Teresa «se pierde todo un símbolo de las librerías ovetenses, y el centro queda también más desprotegido y despersonalizado». Rodríguez destaca de la emblemática librería su importante fondo de publicaciones asturianas, «que Alberto Polledo cuidaba con esmero». Con nostalgia resalta que a sus escaparates se asomaba también siendo niño, cuando llegaba a Oviedo desde su Llanera natal.

«Que cierre una librería como Santa Teresa no sólo es una mala noticia sino que quiere decir que vamos por muy mal camino. Es una demostración más de que damos pasos agigantados hacia la caverna», advirtió el escritor y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA Ignacio Gracia Noriega.

En sus estantes, aseguró Gracia Noriega, siempre encontró los libros que buscaba. «Su cierre es una pérdida irreparable y más en una época en la que al ser humano le toca luchar con los libros contra la barbarie», sentenció.