Una empresa de cazatalentos («head hunters») se fijó en su trabajo y le llamó. Le hicieron varias entrevistas y ya en la última fase le preguntaron si estaría dispuesto a trabajar en una empresa de armamento. Antonio Bueno Hudson (Oviedo, 1971) trabajaba en Suiza para la multinacional Du Pont y no sabía qué era lo que buscaban aquellos tipos. Al final se lo dijeron, querían que se integrase en la estructura ejecutiva de Santa Bárbara Sistemas, filial española de General Dynamics, empresa de la que acaba de ser nombrado consejero delegado.

Algo similar le había ocurrido antes. Cuando acabó sus estudios en la Facultad de Económicas de la Universidad de Oviedo se trasladó a Madrid para estudiar un máster. A un mes de acabar aquel curso le llamaron de Du Pont: querían que trabajase con ellos. Fue un momento de duda. La multinacional le pedía que dejase los estudios y se incorporase de inmediato, era una suerte de prueba de amor y de juramento de fidelidad eterna, amén de dejar de rentabilizar con un título una importante inversión económica, porque el máster no era barato. Lo consultó con su primo y padrino, Gustavo Bueno, hijo del filósofo ovetense, y entendieron que habría que negociar a dos bandas, por un lado con la compañía y por otro con los profesores. Finalmente, acabó el curso durante los fines de semana.

Empezó a trabajar en la planta de Du Pont en el valle de Tamón, en el concejo de Carreño. Pero los «jefazos» tenían otros planes para él y le trasladaron a Suiza, donde está centralizada toda la actividad económica de la compañía. Por las noches todas las filiales de Du Pont en el mundo enviaban el dinero a Suiza, Antonio Bueno Hudson lo invertía y por las mañanas devolvía a cada uno lo suyo. Parece un juego, pero que una de las mayores empresas del mundo ponga en tus manos todo su capital económico es porque confía plenamente en tu capacidad de gestionar todos esos activos. Un detalle de la importancia del cargo y de la responsabilidad es que cuando Anthony, como le llaman en casa, al ser su padre ovetense y su madre británica, viajaba de Oviedo a Suiza no podía hacerlo en coche. La empresa le obligaba a hacerlo en avión porque era mucho más seguro. No querían arriesgarse a que sufriese un accidente.

Todo había empezado en el Colegio de la Gesta, cuando aún se separaban niños y niñas. Allí empezó sus estudios este ovetense de la calle Matemático Pedrayes. Más tarde pasó al Baudilio Arce, donde se aplicó en aquellos planes de estudios interdisciplinares. Un centro piloto en el que los niños plantaban lechugas en un gigantesco invernadero y luego resolvían problemas de matemáticas hablando de esas lechugas o estudiaban en «Naturales» el crecimiento de las plantas y en «Sociales» la geografía de la producción hortofrutícola. Quizá descubrió el niño su afición a la montaña en las excursiones con José Luis, profesor de Matemáticas, apodado «Billy el tizas» por razones obvias. Era un niño estudioso, serio, así que no llevaría a casa ninguno de aquellos «sellos» que indicaban mal comportamiento.

Al acabar la EGB (Educación General Básica) pasó al Aramo. Eran los primeros años de enseñanza mixta. El centro aún conservaba el cartel de Instituto Femenino. Siguió Anthony con unos relucientes boletines de notas hasta acabar COU (curso de orientación universitaria) y tras la selectividad (ahora PAU) se matriculó en Dirección y Administración de Empresas, la licenciatura de Económicas. Un ovetense más, con buenas notas, un chaval serio y discreto.

Este último rasgo, el de la discreción, lo destacan en su entorno y lo aprecian las dos multinacionales para las que ha trabajado y trabaja. En el currículum de un ejecutivo de su nivel, la discreción es tan importante como hablar inglés, hay que llevarla de casa. Lo del idioma lo tuvo fácil debido al origen de su madre y al acertado empeño familiar de que tanto él como sus hermanos -Paul, Richard y Rebeca- fuesen al menos bilingües.

Todo esto le ha servido para llegar al cargo en el que está ahora y en el que no ha tenido un estreno fácil. La primera «actuación» de Antonio Bueno Hudson como consejero delegado fue comparecer en la Audiencia Nacional después de que los sindicatos denunciasen el ERE ejecutado por la empresa.