Una multa de 900 euros por dejar una rata muerta en el despacho de un concejal. Es la sanción a la que se enfrenta un vecino de La Manjoya, Roberto Villar, quien el pasado mes de marzo, harto de protestar por la proliferación de ratas en una finca cerca de su vivienda, decidió presentarse con una de ellas, muerta y en una bolsa de plástico, en el despacho del edil de Limpieza, Benjamín Cabañas. «Lo hice para que me hicieran caso y por ese lado funcionó, porque limpiaron la finca. Ahora bien, la rata me salió cara, aunque lo volvería a hacer», indicó Villar.

El Ayuntamiento acusa a este ciudadano de infringir la Ordenanza municipal de limpieza y algún aspecto de la Ley de residuos. Son tantas las infracciones que, según la resolución municipal, la multa ascendería a 2.200 euros. «Posiblemente resultaría desproporcionado a juicio de esta instrucción aplicar todas las sanciones por acumulación, por lo que entendemos que ha de reconducirse en una sola, tipificada en la Ley de residuos como leve en su grado máximo», argumenta el instructor del expediente a la hora de explicar la cuantía de la sanción. «Encima dicen que me merecía más multa, pero que me perdonan la vida. ¡Habráse visto!», exclama Roberto Villar. Pero la multa no se queda en 900 euros, sino que este vecino de La Manjoya tendrá que pagar otros 30 euros más, en concepto de gastos por la retirada del animal.

En el relato de los hechos que consta en el informe municipal, se asegura que la rata que Roberto Villar dejó en el Consistorio tenía «unas dimensiones importantes», de entre 25 y 30 centímetros. El denunciado está conforme con esta parte del relato, pero no con lo que sigue. Y es que lo acusan de haber amenazado a la secretaria del concejal -que no se encontraba en ese momento en el Consistorio- y de haberle provocado un gran disgusto. «Esto me fastidia mucho porque no es verdad», explica Villar.

Este vecino de La Manjoya asegura que realizó un trayecto en autobús desde su domicilio hasta el Ayuntamiento con la rata muerta dentro de una bolsa de plástico. «Cuando llegué y me dijeron que el concejal no me podía recibir, le dije con mucho tacto a la secretaria que no se asustase, que dentro de la bolsa había una rata para Benjamín Cabañas, pero que estaba muerta», apunta Roberto Villar. «Ni siquiera se la enseñé, sólo le pregunté que dónde se la podía dejar», añade el denunciado. En el expediente también consta que se marchó del Consistorio «con cajas destempladas y con improperios varios», a lo que Villar no tiene nada que objetar. «Si lo quieren decir así... me marché llamándolos corruptos y chorizos. Lo sigo diciendo, mientras no me demuestren lo contrario», afirma.

Además, Villar asegura que no tiene pensado pagar la multa porque no tiene «tanto dinero» para afrontar la sanción. «No tengo para pagar, si trabajase para Bárcenas tendría algún sobre y sin problema, pero no es el caso». La resolución con la multa está firmada por el concejal destinatario de la rata, Benjamín Rodríguez Cabañas, edil de Limpieza.