El IX Ciclo de Música Sacra "Maestro De la Roza", que patrocina LA NUEVA ESPAÑA, fue clausurado ayer por la Escolanía San Salvador, dirigida por Elisa García Gutiérrez, con un concierto digno de elogio en la iglesia de San Isidoro el Real. Y así lo supo reconocer el público asistente, tan fiel como entendido. Sus aplausos lo dijeron todo.

La obra "Veni Sancte Spiritus", de Johan Duijk, sirvió para abrir el concierto inicialmente interpretado solo por una parte de la Escolanía, situada delante del altar y con una pantalla detrás para traducir simultáneamente al español los textos cantados en latín.

Después llegó el "Pater noster", de Igor Stravinsky, que fue especialmente celebrado por los asistentes. En la pieza siguiente, "Jesu, Salvator mundi", de Menegali, se incorporaron al concierto el resto de los integrantes de la Escolanía de San Salvador, que fueron recibidos con un gran aplauso del público.

En la interpretación de la séptima pieza hizo su aparición el órgano, ante el que se sentó Elisa García para dar las primeras notas que sirvieron de entrada al coro que entonó el "Cantemos al amor de los amores", de Juan Ignacio Busca de Sagastizábal.

Calidad y singularidad son tal vez los dos parámetros que mejor definen el ciclo musical de este año. "Gargulae vocis", que es un cuarteto que interpreta polifonía corsa, no muy conocida en la ciudad, abrió este ciclo el pasado 25 de octubre. Su actuación, primero sorprendió y después cautivó.

Tras ellos llegó con su cítara y voz angelical la música autodidacta francesa Maguy Gérentet. Su concierto, que será recordado en Oviedo durante mucho tiempo, superó cualquier expectativa.

"Lumen fidei" (La luz de la Fe) fue el epígrafe en torno al que giró este ciclo, que año tras año está adquiriendo mayor nivel musical y de asistencia de público, pese a la falta de ayudas del Principado de Asturias.