"Llegué a sentir asco de mí mismo cuando me miraba en el espejo". Lo dice Luismi, un hombre de mediana edad con problemas para controlar su apetito que ayer ofreció su testimonio durante la presentación en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA de la asociación Comedores Compulsivos Anónimos, y que reconoció que entrar en contacto con personas con su mismo problema marcó un antes y un después en su vida. Porque la etapa anterior, tal y como confesó, "fue terrible".

En este período Luismi descubrió que la comida para él era una droga, a la que además se tenían que enfrentar cinco veces al día. "Entonces fui consciente que padecía una enfermedad despiadada que siempre está al acecho. Me costó mucho admitir que soy impotente ante la comida, pero en la asociación descubrí que ya no me pegaré más atracones. La solución empieza por uno mismo".

Tal y como reza el nombre de esta asociación, sus miembros prefieren guardar el anonimato. De ahí que durante el acto únicamente se presentaran con su nombre de pila. El evento sirvió para enumerar los fines de la asociación. La misión corrió a cargo de cuatro miembros del colectivo. Para empezar explicaron que para ser miembro de esta asociación, a la que no hay que pagar ninguna cuota, sólo hay que tener voluntad de dejar de comer compulsivamente. Nuria, que hizo de conductora del acto, explicó que en este colectivo sus integrantes sacan sus sentimientos a la luz. "Nos ayudamos porque sabemos que somos impotentes ante la comida", dijo.

Y Julia comenzó su testimonio rememorando su infancia en el seno de una familia en la que se comía mucho, y donde una buena alimentación era sinónimo de abundancia y contundencia. Comía y vomitaba para no engordar, "pero lo cierto es que cada vez comía más, hasta que entré en la asociación".

La asociación

Los fines

Lograr que sus miembros dejen de comer compulsivamente trabajando con un programa de recuperación similar al de Alcohólicos Anónimos, y con el apoyo personal de los compañeros de asociación.

Requisitos

Para ser miembro sólo hace falta querer dejar de comer de forma compulsiva.