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"Dios siempre da una oportunidad, pero don Giovanni decidió no aceptarla"

"El personaje que encarno en este título estaba muerto como ser humano porque lo había consumido todo"

El barítono ruso Rodion Pogossov, en la mañana de ayer, en el Campoamor. Nacho Orejas

El barítono ruso Rodion Pogossov encarnará el papel de don Giovanni -en la ópera homónima de Mozart- el próximo domingo 26, en el teatro Campoamor, como quinto y último título de la LXVI Temporada de Ópera de Oviedo. Formado inicialmente en Moscú, su ciudad natal, realizó estudios superiores en el Metropolitan de Nueva York, donde vive. Debuta el papel en Oviedo.

-En su vida privada, ¿es un don Juan?

-No, en absoluto. Soy exactamente lo contrario. Y debo tenerlo en cuenta a la hora de los gestos y del carácter del personaje.

-Así que las mil tres españolas seducidas por don Giovanni...

-Pues nada, claro. No soy así. Conozco, sin embargo, a cantantes que después de encarnar a don Giovanni se quedaron con el personaje e iban por la calle apabullando. Ese carácter sin miedo de don Giovanni es ya difícil de encontrar. Es pasional para todo. Inteligente y rápido.

-¿Qué haría don Giovanni en este mundo?

-Moriría joven. Seguro. Siempre andaba en duelos y trances peligrosos. Se batía. No huía de los peligros y eso, a día de hoy, es letal.

-¿Es un tipo español o universal?

-Universal y complejo. Es verosímil en cualquier sitio. En esta producción se tiene en cuenta la alusión al flamenco de doña Elvira. Le damos un carácter local, bebemos vino y no vodka.

-Es un perdedor.

-Eso es algo que siempre me pregunté. Más aun, ¿cómo es posible que no tuviese miedo?, ¿cómo se enfrenta así al Comendador y a la muerte? El personaje que encarno en la ópera estaba muerto como ser humano porque lo había consumido todo.

-Marañón, un médico e intelectual español, sostuvo que don Giovanni era, en realidad, un adolescente inmaduro.

-Quizá sea porque ahora se vive más, las edades de entonces no encajan con las de ahora. Lo cierto es que le mueve la pasión y si no está en permanente actividad, se aburre. Sólo le entretiene el movimiento y eso, ciertamente, es muy adolescente. Viaja mucho.

-Delante y detrás del personaje, Mozart.

-Me encanta, claro. Sobre todo el "Réquiem". Después, "Don Giovanni", "Las bodas de Fígaro", "Così fan tutte" y "La flauta mágica". Debuto el rol.

-Es para un bajo-barítono, ¿cómo es su voz?

-Pues de barítono lírico. Mejor. Contrasta con el Comendador y con Leporello, bajos. A veces las voces son muy parecidas y casi no sabes quién está cantando.

-¿Cuál es el secreto de este título?

-A las mujeres les encanta el personaje. Se supone que don Giovanni es un señor de dos metros, que no es mi caso, con una hermosa voz seductora. Incluye situaciones graciosas. Todos seducen y todos mienten. La verdad es que sólo la música sería suficiente para un gran éxito. Es interesante que quienes no conozcan la obra se pregunten, viéndola, qué sucederá al final. ¿Habrá venganza?

-¿Seduce por valiente, inteligente, guapo o malo?

-Se lo trabaja mucho. No le vale una chica que se rinda al instante. Busca seducir poco a poco. Usa la máscara de la inteligencia.

-En algunas versiones del mito, como la de Zorrilla, se salva por los rezos de una novicia, ¿merece el cielo o el infierno?

-El Comendador le da una oportunidad. Dios siempre da una oportunidad, pero don Giovanni decidió no aceptarla.

-Sin embargo, es inocente de ese crimen, el Comendador muere por accidente.

-Sí y no. Según se interprete. En esta producción es muy cruel.

-Usted empezó en su Moscú.

-Estudié en el teatro de Moscú. Cogí la rama de actor. Hacíamos ballet clásico, acrobacia, canto... mi profesor me dijo que tenía buena voz. Cuando tenía 19 años recibí unas clases magistrales de Leonor Rosenberg y me propuso ir al Metropolitan de Nueva York a una audición. Dije que tenía clases. No sabía lo que era. Me indicó que se trataba de una gran oportunidad. Fui, hice la prueba con James Levine y me cogieron por tres años. Así empezó todo.

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