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Crítica / Música

Barroco atlántico

Un momento del concierto de "Forma Antiqva" en el Auditorio. Nacho Orejas

Segundo concierto del ciclo Primavera barroca, que además de la formación langreana "Forma Antiqva" -Pablo Zapico, guitarra barroca; Daniel Zapico, tiorba; Aarón Zapico, clave y dirección, más Ruth Verona, violonchelo-, contó con la destacada participación de la soprano María Espada. Bajo el título "Con afecto y armonía: la circulación de música y músicos entre España, Portugal, Italia y América", presentaron diversas obras compuestas a ambos lados del Atlántico de autores como Santiago de Murcia, Roque Ceruti, Antonio Literes, Sebastián Durón, Arcangelo Corelli o José de Torres, algunos reestrenos en la actualidad, como las instrumentales y anónimas "Glosa de mano yzquierda del 1º tono", "Españoleta y Marizápalos" y "Alemanda y Aria" de Corelli, así como la cantata al Santísimo de J. de Torres "Cercadme flores", recuperadas por encargo del Centro Nacional de Difusión Nacional de manuscritos, como el "Códice Saldívar IV", de mediados del siglo XVIII, encontrado en México en 1943 -del que también han interpretado obras "L'Arpeggiata", Rolf Lislevand, Jordi Savall, La Folía, William Carter, Andrés Segovia, Paul O'Dette o Andrew Lawrence-King entre otros-, o el "Libro de música de clavicémbalo del Sr. D. Francisco de Tejada" que se conserva en la Biblioteca Nacional, datado hacia 1721. Las diez obras vocales e instrumentales se fueron intercalando a lo largo del programa en una sola parte de aproximadamente una hora de duración, en el que destacó la solista extremeña María Espada -la parte instrumental también correcta y cuidada tanto en el acompañamiento como en las obras solo instrumentales- en la interpretación de las cantatas -escritas a cientos en España en la primera mitad del siglo XVIII, con una característica combinación de recitativo y aria "da capo"-, que tuvieron en la clara y timbrada voz de Espada, siempre en estilo y de perfecta dicción, una intérprete vocal destacada.

En la propina, Espada sí interiorizó plenamente -por primera vez sin tener que leer la partitura-, "Se l'aura spira tutta vezzosa" de Frescobaldi, haciendo gala de un enorme gusto y delicadeza expresiva más fluidamente que en el resto de las obras del programa. La segunda propina, "Trompicábalas amor" de Juan Hidalgo, también dejó buen sabor de boca entre el público asistente.

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