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Mobiliario de diseño para el nuevo HUCA

Del estudio de la gijonesa Verónica Durán han salido las 21.200 piezas de mobiliario del nuevo hospital que ya se están imitando en otras comunidades y países

Cinco arquitectos han trabajado en el diseño del mobiliario del nuevo HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) y con ellos un equipo formado por aparejadores e informáticos. Del estudio de Verónica Durán, gijonesa y titulada en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, han salido 1.200 piezas de mobiliario hechas a medida -un lavamanos o una cajonera, por ejemplo- y 20.000 elementos de mobiliario general -mesas, sillas, armarios, percheros y otros muebles similares-. Durán ha descubierto en el diseño sanitario un campo poco explotado, su nueva pasión. El diseño de los muebles del HUCA es exportable a otros centros sanitarios, y también el modelo de gestión. De hecho, la arquitecta asturiana ya es requerida a menudo para dar conferencias sobre su experiencia en el HUCA y asesorar en otros proyectos similares.

El hospital asturiano ha contado con un proyecto propio de amueblamiento para cuya realización el Principado había reservado 5,5 millones de euros. A estas alturas están equipados todos los despachos y consultas y el 90 por ciento de las zonas de estar. Además, están en fabricación los muebles que irán al área docente.

Accesibilidad como identidad. Durán entiende el diseño como "una respuesta a una necesidad" y de esa idea surgieron los mostradores de recepción, concebidos como "un espacio de atención accesible, amable pero rotundo". El imperativo de la accesibilidad no es algo accidental sino lo que confiere personalidad a la pieza, con una curva que salva el desnivel entre el mostrador elevado, de 1,17 metros de altura, y el que queda al alcance de los usuarios de sillas de ruedas, a 70 centímetros del suelo.

Un material singular. Una de las particularidades del mobiliario de nuevo HUCA es el uso del corian, un material patentado por Du Pont que se distingue, según explica Verónica Durán, por su "durabilidad, la facilidad de mantenimiento y de limpieza, y por ser antibacterias". En el hospital de La Cadellada hay 900 piezas de corian realizadas por cinco talleres distintos. La arquitecta destaca la utilización de materiales de primera calidad, lo que no significa que sean lujosos o caros. La durabilidad del mobiliario es una prioridad y todos los muebles tienen una garantía de entre cinco y diez años.

Formas consensuadas. Durán explica que en el diseño de cada mueble ha contado con el asesoramiento de los profesionales que van a usarlo. "Los responsables de cada servicio han opinado", afirma, y es así como surgieron las curvas de los lavamanos de las zonas quirúrgicas y los paritorios, creadas para acompañar el movimiento de los cirujanos al aclararse las manos y los antebrazos. En el área de neonatos, los profesionales han decidido dónde había que colocar cajones y dónde era mejor instalar unos cestillos. "El proceso ha mejorado el proyecto", admite la arquitecta.

De serie. Para abaratar costes la producción del mobiliario se ha estandarizado todo lo posible. Los lavamanos, por ejemplo, se han realizado de uno, dos y tres puestos y se han acomodado luego al hueco en el que van colocados con piezas que sirven de estantes. "Todo tiene que ser fácil de colocar y debe tener una estructura que no resulte difícil manejar", señala Durán.

Colores que acompañan. Como ya hizo en el Álvarez-Buylla de Mieres, Verónica Durán recurre a menudo al color. Verdes y amarillos, colores energizantes, son los utilizados en las salas de descanso de enfermería, equipadas con una pequeña cocina y una barra donde compartir café o comida. En la entrada de hospitalización está previsto colocar un mostrador negro; "espectacular", a juicio de Durán. En neonatos domina el tono ocre y en los quirófanos y las dependencias de maternidad conviven azules y verdes. Los diseños iniciales fueron recreados en tres dimensiones por ordenador, para que los trabajadores pudieran evaluar bien su adecuación al espacio, las zonas de tránsito y los equipos médicos que han de instalarse. En ellos había aún más color que el que se ve ahora.

Lo más difícil. Las salas de espera de pediatría fueron los espacios del HUCA que más quebraderos de cabeza dieron a Durán y su equipo. En ellas deben encontrar acomodo personas de todas las edades, bebés y adultos, y para ellos los arquitectos diseñaron unos ingeniosos asientos a dos niveles que, dependiendo del tamaño del usuario, hacen las veces de silla o de mesa.

Gestión innovadora. Verónica Durán llama la atención sobre la planificación del amueblamiento del HUCA. El equipamiento se ha adjudicado por lotes -13 en total-, de modo que una empresa equipa todas las consultas de enfermería de arriba abajo, otra las aulas de docencia, otra los quirófanos... Así, explica la arquitecta, se responsabilizan totalmente del resultado y se establece una fructífera competencia entre los adjudicatarios a la hora de cumplir plazos y rematar los encargos. Todos los muebles, desde una vitrina hasta un perchero, están localizados en un plano del edificio con un código propio y cualquier traslado queda registrado.

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