Sobre la acera mojada se reflejan luces azules, amarillas, rojizas. Un chico hace fotos con el móvil. Algunos se animan a entrar. Es la galería Guillermina Caicoya, completamente vacía y blanca, salvo por tres grandes construcciones geométricas de madera y neón que van cambiando de color, entre una delicada madeja de cables. Es "Lampyridae", del avilesino Carlos Coronas, una obra que habla de la atracción perturbadora de la luz que seduce y domina. "La luz atrae. Las luciérnagas, del género de los lampíridos, utilizan la luz en distintas vibraciones para atraer a sus parejas, para seducir. Los seres humanos también lo hacen , lo hace el poder, algo que se ve sobre todo en la publicidad. Me interesaba esa metáfora de la luz como seducción y dominio", describe Carlos Coronas. A la vez, la luz se extiende como una pintura mural sobre las paredes blancas, "me permite pintar sin intervenir en el espacio".

Cerca, en General Yagüe, entran grupos en la Sala Borrón, en la que suenan los acordes del grupo Baja California. La música en directo pone emotividad en una obra más cerebral, "Sintaxis", del gallego afincado en Gijón Job Sánchez. Pintadas directamente sobre la pared, están las figuras que componen el lenguaje plástico de Sánchez, unos prismas que en la primera obra se presentan desnudos de color, con los grises y negros de lápices de distintas durezas. El vocabulario se amplía con colores, en un gran mural, y en las siguientes piezas, impresas sobre placas de aluminio coloreadas, las variaciones de forma y color, siempre dentro del estricto lenguaje del prisma, crean "una geometría que puede evocar a la infancia, pero también a un espacio abierto, o a una casa". Al otro lado de la ciudad, en Falcón Espacio Creativo, se recitan poemas de Ángel González. En total, son once las galerías que brillaron en la Noche Blanca.