La lluvia le echó un pulso a la Noche Blanca, pero no pudo con ella. A pesar de que la cita coincidió con una jornada desapacible y de orbayu permanente, la ciudad se llenó de paraguas para disfrutar de la abundante ensalada de actos culturales que se desarrollaron en distintos puntos de Oviedo. Tanto es así que más de 25.000 personas, según las primeras estimaciones del Ayuntamiento, asistieron de forma rotatoria a los diferentes eventos que había en el cartel. "La Noche Blanca demuestra que Oviedo cuenta con masa crítica para afrontar el reto de convertirse en una ciudad inteligente, creativa, innovadora y capaz de atraer y generar talento, más de 25.000 personas se movieron por la ciudad para seguir las muestras de talento de muchos creadores, artistas y agentes culturales que llenaron Oviedo de una energía distinta, que es la que debe hacernos pensar en un futuro distinto y mejor", asegura el alcalde de la ciudad, Agustín Iglesias Caunedo.

La cifra de asistentes que baraja el Consistorio supera con creces a la registrada el año pasado, durante la primera edición de la Noche Blanca, cuando unas 20.000 personas tomaron parte en los actos culturales organizados en la ciudad. Uno de los indicativos que avalan la mejoría son los números registrados en el Museo de Bellas Artes, que albergó un espectáculo de jazz y el "Concurso de belleza" de Paco Cao. El museo ya había conseguido un récord de visitantes durante la edición del año pasado con una "taquilla" de 1.500 personas, pero este año la cifra se elevó hasta las 2.000. Fue sin duda uno de los atractivos de la noche. "Después de esto nos pasaremos por el Bellas Artes, no se puede desaprovechar la oportunidad de visitar un sitio así por la noche y con una oferta tan buena", explicaba Irene Gómez, de Avilés, mientras esperaba que comenzase el "flashmob" de la plaza de la Catedral, otro de los eventos con más éxito de público.

Sólo la fábrica de La Vega, los conciertos de Trascorrales y el Museo de Bellas Artes consiguieron atraer a 10.000 personas. "La verdad es que se ve mucho ambiente por la ciudad, yo me he pasado por varias de las actividades que hay en el centro y ahora estamos disfrutando de buena música en vivo", aseguraba Daniel Berrocal a eso de la una de la madrugada en la plaza de Trascorrales. Según sostiene, "no hay más que organizar cosas de este tipo para que la gente responda. Oviedo es una ciudad que necesita movimiento de este tipo". En eso coincide con el Alcalde: "Ha sido un gran acontecimiento del que todos debemos sentirnos muy satisfechos. Todas las personas que han hecho posible esta Noche Blanca son el mejor patrimonio del que disponemos para cambiar esta ciudad y convertirla en una capital de la creatividad y la innovación", mantiene Caunedo.

Otro de los cambios con respecto a la primera edición fue la ubicación de las actividades. En esta ocasión no se limitaron exclusivamente a la zona centro de la ciudad, sino que hubo actos más dispersos que abarcaron desde Llamaquique hasta La Vega. Esa dispersión favoreció además a que hubiese menos colas y que el acceso a las actividades fuese más fluido. "Hemos entrado a todos los sitios. No hemos tenido ningún problema para ver todo lo que quisimos", afirma Santiago González, un ovetense que el sábado disfrutó de una Noche Blanca que se alargó hasta altas horas de la madrugada. Los eventos que se celebraron en el Campo San Francisco o en zonas alejadas del centro comenzaron a perder fuelle sobre las dos, pero en el casco viejo hubo gente hasta las tantas.