El Juzgado de instrucción número 3 de Oviedo acordó el sobreseimiento provisional y el archivo del caso de un bebé hallado muerto en julio de 2008, semienterrado en una finca de la localidad de Olloniego, al considerar que no existía ninguna prueba que evidenciase que el bebé nació con vida. La madre del bebé permaneció 33 días en la prisión de Villabona como sospechosa de la muerte del niño.

Los informes del forense del juzgado y del Instituto Nacional de Toxicología eran contradictorios. De un lado, el forense no descartaba la utilización de un arma blanca. Mientras, los estudios realizados al cadáver en Madrid determinaban que no es posible saber si el niño nació con vida o muerto. Además, este informe descartaba que las heridas halladas en su cuerpo fuese producidas por un arma blanca.

El suceso conmocionó a la localidad de Olloniego después de que un vecino de La Mortera hallase el cuerpo sin vida del recién nacido en la finca de "La Granxa". El cadáver apareció a varios metros de una pequeña sepultura en la que fue enterrado, supuestamente arrastrado por una alimaña a la que atrajo el olor del cuerpo descompuesto. La colaboración ciudadana fue la que permitió la identificación de la madre, que ocultó el embarazo a su entorno más cercano llevando vida normal y utilizando ropas anchas.