En la localidad natal de David F. V., en el municipio gallego de Cambre, hace años que no ven al que era su vecino. Un chico, aseguran, que coqueteó con las drogas cuando era más joven -ahora tiene 33 años- muy aficionado a los rallys, que llegó a competir en alguna carrera local junto a su hermano. Su foto, acompañada de una orden de búsqueda internacional para su detención por el asesinato de un niño de dos años, no ha pasado desapercibida para quienes le trataron. "Me avergüenza haber sido su amigo", aseguraba en una red social una persona que lo trató hace años. Si bien la mayoría de los comentarios de sus vecinos eran muy duros, reclamando penas por el brutal crimen, otros apelaban a la prudencia y a la presunción de inocencia.

David F. V. se trasladó hace al menos cinco años desde Galicia a Málaga, donde dejó un reguero de antecedentes policiales: un robo con violencia e intimidación y malos tratos físicos cometidos en el ámbito familiar (ambos sucedidos el año pasado en Estepona) y un hurto anterior en la ciudad de Marbella en 2012. "Si lo conoces de aquella época ya sabes de lo que hablo, las drogas es lo que tienen", explicaba otro vecino en un hilo de comentarios sobre el suceso de Oviedo.

En la capital asturiana, según relató un vecino a este diario, fue acusado de robar herramientas y maquinaria en el trabajo. Varios compañeros fueron a buscarlo a su domicilio en Vázquez de Mella para pedir explicaciones.

En las fotos difundidas por la Policía Nacional con la orden de detención, estaba más delgado. En los últimos años ganó peso, tal y como constatan sus fotos más recientes en la misma red social.