Un exportero juvenil de balonmano, miembro del equipo de atletismo e imitador ocasional del comentarista deportivo José María García en las funciones de fin de curso, regresó ayer a su colegio veinticinco años después de acabar COU (el desaparecido Curso de Orientación Universitaria). Agustín Iglesias Caunedo fue el invitado de honor de las fiestas patronales del Loyola, en Ciudad Naranco, para pronunciar el pregón en el patio de recreo -bajo techo- ante un alumnado eufórico por disfrutar de una jornada lectiva atípica y fuera de las aulas. El Alcalde dio por inauguradas las fiestas y posó como una estrella mediática junto al director del centro, Heriberto Fernández, después de ensalzar el sistema educativo de San José de Calasanz y animar a los estudiantes a encontrar su camino profesional. Sin embargo, los vítores tornaron en chillidos cuando la bancada de plástico en la que se sentó el regidor se vino abajo a escasos metros de los más pequeños, de los ciclos de Infantil y Primaria, que ocuparon las primeras filas. El susto se quedó en anécdota y la fiesta cambió de escenario.

El salón de actos se convirtió temporalmente en el plató del programa de televisión de finales de los ochenta, "Juego de niños", en el que los chavales explicaban a su manera un concepto y los concursantes que acertaban se llevaban un "gallifante". Varios alumnos del Loyola protagonizaron un vídeo en el que dieron pistas sobre qué es un alcalde. "Es un señor que organiza las fiestas de su pueblo y las manifestaciones", dijo una niña muy nerviosa sin para de mover las manos. "Es alguien que manda un poco", aseveró otro que enseguida fue reñido por su compañero de mesa: ""Un poco no ¿eh?, mucho". Algunos críos prefirieron dar nombres propios y aseguraron que "Rajoy es eso (alcalde)", y un niño cerró el vídeo diciendo que "yo quiero mucho a esa persona porque es buena".

Para aclarar las cosas, Iglesias Caunedo atendió las preguntas de los alumnos de quinto y sexto de Primaria que llenaron el sala. "¿Siempre quiso ser alcalde?", "¿qué es lo que más le gusta de su trabajo?" o "¿a qué se dedicaría si no tuviera esta ocupación?" fueron las principales dudas de los chavales, que levantaron la mano para pedir turno. Las respuestas llegaron una a una: "No tuve en mente estar en la Alcaldía pero siempre me gustó ser delegado de clase", "Una de las mejores cosas de mi trabajo es venir a actos como este en mi antiguo colegio", y "soy director de una mutua, así que ese será mi trabajo cuando ya no sea alcalde".

Los niños aprovecharon la ocasión para comprobar el grado de confianza del primer edil ovetense con los Reyes de España. "¿Conoce a Felipe y Letizia?" dijo un chaval. "Sí, claro", respondió Iglesias Caunedo consiguiendo que el crío se emocionase y le preguntara si eran buenas personas. "Por supuesto, encantadores", replicó el Alcalde muy serio.

No todo fueron cuestiones personales, también hubo tiempo para anunciar grandes proyectos. El Alcalde reiteró su intención de construir una instalación deportiva en Ciudad Naranco, muy cerca del colegio, en los terrenos del inacabado spa, y aseguró que el proyecto de instalar un ascensor en la calle Fernández de Oviedo -también junto al centro escolar- sigue en marcha. Ahora bien, si el Ayuntamiento tuviera todo el dinero del mundo no dudaría en hacer una nueva ronda verde, crear empleo y hacer más polideportivos y bibliotecas.

Los adolescentes del Loyola tomaron el relevo y apretaron un poco más las tuercas al Alcalde al reclamarle a la primera de cambio, pero sin éxito, un espacio en la ciudad para hacer "botellón". Iglesias Caunedo trató de ser conciliador y se limitó a decir que hay que respetar los derechos de todo el mundo.

El que fuera portero de balonmano y un habitual de los partidos de fútbol y minibasket del Loyola se reveló como un enamorado de las clases de Lengua y Literatura del profesor jubilado Juan Cueto y poco amigo de las Matemáticas "en especial cuando Jesús Espías nos ponía un examen porque era un mal trago para todos menos para Nacho Latierro, que hoy es ingeniero municipal". El imitador de José María García en las funciones del cole (aunque en su etapa como alumno en el Parque Infantil) ha cambiado el micro de pega por el bastón de Alcalde y las caminatas en Ciudad Naranco por los paseos reposados por su zona preferida de la ciudad, la Corrada del Obispo en el casco antiguo.