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MANUEL GUTIÉRREZ CLAVEROL | Autor del libro "Las aguas termales de Las Caldas de Oviedo"

"El balneario de Las Caldas es un desconocido para los asturianos"

"La rehabilitación del complejo termal, con unas infraestructuras muy deterioradas, tuvo un impacto positivo y le aportó atractivo turístico"

El geólogo Manuel Gutiérrez Claverol, en su despacho. LNE

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

En su nuevo libro, "Las aguas termales de Las Caldas de Oviedo", Manuel Gutiérrez Claverol compendia sus conocimientos científicos sobre las fuentes del recoleto pueblo ovetense y sobre su historia. El geólogo habla tanto sobre la creación del balneario en 1772 y, a partir de ahí, sobre su evolución y sobre los usos sociales en torno a él y las personalidades que lo frecuentaron, como de la naturaleza del subsuelo y las virtudes medicinales de las aguas que manan de él y que tanta fama le han dado.

-¿Cómo surge el libro "Las aguas termales de Las Caldas de Oviedo"?

-Las cosas no suelen ser casuales. Aunque había escrito algunos artículos sobre las aguas subterráneas de Asturias, el verdadero responsable fue Alberto Foyo, profesor de la Universidad de Cantabria, quien hace unos años me propuso colaborar en un proyecto sobre el balneario ovetense. El plan no se llegó a efectuar, pero me quedó el gusanillo.

-¿Cuál es el objetivo del libro?

-Seguramente, realizando un ejercicio de audacia, me planteé reunir en una obra lo divulgado por otros autores junto a nueva información rescatada de los archivos -especialmente en el Archivo Histórico de Asturias- y hemerotecas -a destacar en este último apartado el periódico "El Carbayón"-. Pretendo que "Las aguas termales de Las Caldas de Oviedo" se convierta en un referente bibliográfico de este vetusto centro hidroterápico, uno de los lugares más emblemáticos de nuestra región.

-¿Y qué es lo que más le llama la atención de los balnearios en el pasado?

-Los balnearios han constituido escenarios donde normalmente las gentes albergaban, junto al disfrute del ocio, las esperanzas de curación de enfermedades por medio de las aguas calientes, dada la precariedad de la farmacoterapia de antaño.

-¿Qué aspectos le parecen más destacables del contenido de su libro?

-Subrayaría el material gráfico, con 260 fotografías que gentilmente me facilitó mi amigo Juan Carlos Arias y el Balneario de Las Caldas, S.A. Desde el punto de vista formal, el libro está estructurado en seis capítulos sobre aspectos costumbristas del lugar. A pesar de que para un autor es difícil decidirse por una sola parte de su obra, considero que merece la pena resaltar la aportación hidrogeológica del manantial, con abundantes datos sobre sus características y el origen de las aguas, sin desdeñar las etapas constructivas de las edificaciones arquitectónicas, incluyendo la moderna rehabilitación y la ampliación realizada recientemente.

-¿Cómo valora el impacto que la rehabilitación del conjunto del balneario ha tenido en el pueblo y en el entorno?

-Ha sido muy positivo, ya que la importante y costosísima remodelación, llevada a cabo sobre unas infraestructuras muy deterioradas, supuso un gran atractivo turístico para el lugar.

-El balneario de Las Caldas pasó por varias etapas constructivas, que también usted detalla en el libro.

-Aunque existen alusiones al manantial desde finales del siglo XVI, las obras del balneario se iniciaron en 1773 por iniciativa de la Diputación. En ellas intervino, de manera destacada, el arquitecto candasín Manuel Reguera, según un proyecto de Ventura Rodríguez. Aprovechando la etapa desamortizadora de mediados del XIX, el edificio fue adquirido por José González Alegre, cuya familia se encargó de ampliarlo -de manera especial, incorporando el Gran Hotel y el Casino-. Esa familia conservó la propiedad hasta 1920, año que pasó a los Álvarez Buylla que la dirigieron hasta 2005, cuando la Sociedad Caldastur, S.L. convirtió el conjunto balneario en "Las Caldas Villa Termal".

-¿Cree que es un patrimonio bien conocido y valorado por los ovetenses?

-Al contrario, me parece que es bastante desconocido entre los asturianos, en general, a pesar de que se encuentra entre los tres balnearios mejor valorados de España.

-¿Algunas anécdotas balnearias?

-Una institución con cerca de dos siglos y medio de existencia, pues se remonta al reinado de Carlos III, cuenta con muchas historias y quimeras. Llegó a ser lugar de reunión y encuentro de la aristocracia, de la clase intelectual, política y religiosa española, y fue visitado por eminentes personalidades, como el conde de Toreno, Jovellanos, Pereda, Fray Ceferino, Sagasta, Azorín y otros tantos. Además, fue convertido en hospital y cuartel durante los episodios bélicos de los años 30, y también allí se rodaron varias películas.

-¿Dejaron algún escrito sobre el balneario ovetense?

-Efectivamente. En el caso de Azorín, durante la estancia que realizó el literato alicantino en el balneario en el año 1905, escribió un artículo con el título "En Caldas de Oviedo. Todo es uno y lo mismo" que publicó en el periódico ABC y que, dada su belleza literaria, se reproduce íntegro en el libro.

-¿Qué futuro augura al balneario de Las Caldas, conociendo su historia y teniendo en cuenta las dificultades económicas por las que atraviesa?

-Espero y deseo que sea esperanzador, teniendo en cuenta que el pasado mes de octubre la sociedad propietaria de esta instalación termal alcanzó un acuerdo para renegociar su deuda económica.

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