La Neurocirugía es una de las especialidades médicas que más han evolucionado en los últimos años, hasta el punto de que hace tres décadas todo era mucho más difícil de diagnosticar y operar. Hoy en día, los profesionales tienen a su alcance nuevas técnicas para operar tumores cerebrales, cerrar aneurismas y tratar de ver lo que ocurre dentro del cerebro, el órgano más complejo de los mamíferos.

Así lo pusieron ayer de relieve en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la doctora Leonor Meana y el doctor José María Torres, durante la charla-coloquio titulada "Avances en las intervenciones quirúrgicas del sistema nervioso, craneal y espinal", organizada por la Escuela de Salud del Centro Médico de Asturias.

El doctor Torres hizo hincapié en las amplias posibilidades que abre la navegación craneal, a través de las técnicas de imagen llevadas a la cabeza del paciente, que permiten definir muy bien todos los puntos en los que va a moverse el médico. Y es que "el cerebro es como una esponja dentro de una caja, cuando la abres se mueve y es difícil saber donde estás", aclara el doctor Torres. Hoy en día, gracias a esas nuevas técnicas el problema se ha resuelto en buena medida.

Entre las nuevas tendencias de atención a los pacientes destacó los quirófanos híbridos, donde puede trabajarse conjuntamente con mucha gente para resolver el problema. A ello se une la llamada endoscopia cerebral, una cámara que penetra en el interior del cerebro y lo recorre. "Antes los cirujanos operaban con sus ojos; luego llegó el microscopio, el siguiente paso es mirar desde dentro, con una cámara", resaltó.

La doctora Meana explicó que la cirugía cerebral nació a finales del siglo XX y principios del XX, propiciada por el descubrimiento de las radiografías en el año 1895. "Eso marcó un antes y un después en el diagnóstico", aclaró.

La neurocirugía es, a juicio de la especialista, una disciplina "compleja, completa y dura", en la que un error o un descuido puede ser fatal para el paciente.