El último libro del escritor y periodista Gregorio Morán, "El cura y los mandarines", ha generado polémica antes y después de publicarse. Un mes después de haber salido a la venta editado por Akal, el público quiere oír del propio autor las razones que llevaron a la editorial Planeta a dar marcha atrás en el último momento -con el texto corregido y la portada hecha- y cancelar el lanzamiento de la obra. Esa curiosidad se materializó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA en un auditorio lleno hasta los topes y en el que a algunos no les importó estar de pie durante las casi dos horas que duró la charla.

"La editorial no me censuró, sino que me dijo una famosa frase de Corleone en El Padrino: 'No es nada personal, es una cuestión de negocios'. Y nos divorciamos". Según el escritor ovetense, eso fue lo que argumentó el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara, para desechar el libro después de haber leído once páginas en las que Morán arremete contra Víctor García de la Concha, exdirector de la Real Academia Española (RAE), y otros académicos.

El cantautor Jerónimo Granda presentó al escritor -al que le une una amistad forjada en el colegio de los Dominicos- con un pormenorizado análisis de las 800 páginas del libro (que estudia el vínculo de la cultura y la política española desde 1962 hasta 1996) narrado en su característico tono humorístico que desató la carcajada de las sala: "Yo lo llamo Gregorio el extravagante, el excéntrico, que ha escrito una obra que bien podría llevarse al cine".

Tras afirmar que es el único escritor que tiene en su casa un libro que nunca se publicó (con portada de Planeta), Morán profundizó en el origen de la obra, que parte del 62, en plenas huelgas mineras y la boda del que sería rey Juan Carlos y doña Sofía, y termina con el fin del primer ciclo socialista de Felipe González.

"En los sesenta había una cultura crítica radicalizada que se moderó en los setenta y se hizo conservadora en los ochenta". Según Morán el PSOE "institucionalizó la cultura" y hasta le puso precio. "No hay nada más comprable para los políticos que un intelectual", afirmó el autor para quien "somos el único país con eruditos ágrafos, catedráticos que no han escrito ni su tesis o que incluso la han publicado varias veces con distinto título".

Hora y media más tarde, el público aprovechó para preguntar al propio autor sus dudas sobre "El cura y los mandarines" y su opinión de temas de actualidad.