El filósofo Gustavo Bueno Martínez confesó ayer que "no me atreví a hablar en público contra la URSS nunca". La revelación no pretendía ser una disculpa, ni una concesión al psicologismo, ni mucho menos un reniego, sino una descripción del inmenso peso del Diamat, el Materialismo Dialéctico, o sistema filosófico impulsada por el "imperio de la URSS durante 80 años". Un impulso que, además, fue particularmente "difundido en España e Hispanoamérica por voluntad expresa del PC soviético", anotó por su parte Gustavo Bueno Sánchez.

Los dos Gustavo Bueno, Martínez y Sánchez, padre e hijo, cerraron ayer el Curso 2014-2015 de la Escuela de Filosofía de Oviedo y pusieron las bases para el trabajo del próximo periodo, el Seminario Diamat-Materialismo filosófico, o confrontación de ambos sistemas, algo que el propio Bueno padre había trazado ya en 1970, cuando publicó "El papel de la Filosofía en el conjunto del saber", libro que polemizó con otro anterior de Manuel Sacristán, "El lugar de la Filosofía en los estudios superiores".

Bueno Sánchez explicó ayer las razones del nuevo seminario: "Se cumplen 25 años del derrumbamiento de la Unión Soviética, con lo que hay una distancia para reflexionar, pero, además, hay jóvenes profesores y sovietólogos con importantes trabajos en los últimos años".

Respecto al pasado del Dimat y a su crítica, Gustavo Bueno Martínez aclaró que "en aquellos años había una especie de censura ambiental, "una realidad que te envolvía". Bueno puso el ejemplo, positivo, de José María Lasso, que estuvo en el entorno del Materialismo del filósofo asturiano y que era un "erudito con enormes conocimientos del Diamat".

Sin embargo, y pese al ambiente, Bueno polemizó en el citado libro con Manuel Sacristán, "representante del estalinismo radical", pero la labor quedó interrumpida y en el presente "es una tarea imprescindible para saber de dónde vienen ciertas ideas". Y más en el presente, cuando "filosofía y política se han degradado". Por ejemplo, la palabra filosofía sirve hoy "para cualquier cosa"; así, "la filosofía de Real Madrid, según Valdano, era el 3-4-3-1, o la del Real Oviedo es llegar a Primera".

En cuanto a la degradación de la política, da testimonio el tramo actual postelectoral, "de puestos, pactos, concejales..., de gallinitas picoteadoras", sentenció Bueno. "Es algo que carece de interés, salvo por cuestiones sociológicas o psicológicas", agregó. Y en términos semejantes, en los partidos de izquierda "no saben ni lo que dicen", ya que "tras el derrumbamiento de la URSS les quedan unas pocas ideas retenidas como dogmas".

Por el contrario, la reflexión sobre el Diamat desde el punto de Materialismo Filosófico contiene elementos de enorme interés. De hecho, el Diamat cumplía con los requisitos de los grandes sistemas filosóficos. A saber, contenía "un sistema de conceptos claros y distintos y un conjunto de ideas basados en unas disciplinas". Además, y fundamental, "detrás tenía una organización totalizadora, un imperio". Al calor de imperios como los de "Alejandro Magno, Roma, España o los soviets", se han acrisolado las grandes filosofías. Otro ejemplo de "organización totalizadora" es la "Iglesia católica, que se interesa por todo, que es universal, como quiere decir la palabra católica". Gustavo Bueno siempre ha declarado su admiración por dos grandes sistemas filosóficos con un imperio detrás: por una parte, "la escolástica española, la del imperio español, la de Suárez o Molina" y, por otra, la "filosofía soviética", que hunde sus raíces en el sistema de Carlos Marx.

Y ya como culminación de su análisis, Gustavo Bueno recordó la característica común a ambos sistemas, basados en "ideas aureolares". La "escolástica soviética y la escolástica católica postulan ideas aureolares, es decir, evidencias de algo que todavía no existe, pero que por la fe se supone que se va a cumplir". En el caso del cristianismo, se trataría de "la segunda venida de Cristo y del Juicio Final", y en el Diamat de la URSS -basado "en Marx y en la Filosofía de la Praxis"-, se supone que "la práctica es lo que conduce a la toma del poder por el Partido Comunista para derribar el capitalismo e instaurar el comunismo".

Bueno agregó un dato irónico: "Khrushchev pronosticaba que eso iba a producirse en los años ochenta del siglo XX, hacia 1983 o 1984". Pero cinco años después se hundió la URSS y, con ella, el Diamat que ahora revisará la Fundación Gustavo Bueno.