España emulará este año, por vez primera, a Estados Unidos, pero con más de tres lustros de retraso. Si se cumplen las estimaciones más recientes, la mortalidad de mujeres por cáncer de pulmón superará en el presente ejercicio a la derivada del cáncer de mama (cuya incidencia es muy superior). El responsable de este punto de inflexión tiene nombre y no necesita apellidos: tabaco. Era algo que se veía venir desde hacía un largo tiempo a causa de la masiva incorporación del colectivo femenino al hábito tabáquico en el último cuarto del siglo XX. En Asturias se registran cada año unos 600 casos de cáncer de pulmón, y en torno a un 18 por ciento corresponden a mujeres.

"El dato es dramático, muy llamativo", subrayó ayer Isabel Nerín de la Puerta, neumóloga, psicóloga y profesora de la Universidad de Zaragoza. La doctora Nerín impartió una conferencia en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), bajo el título "Mujer y tabaco".

"Ciertamente, hay que tener en cuenta que en el cáncer de mama han mejorado mucho el diagnóstico y el pronóstico", matizó la doctora Nerín, quien agregó que, por el contrario, "el cáncer de pulmón está aumentando por el elevado consumo del tabaco entre las mujeres". Ya fue en 1997 cuando en Estados Unidos los tumores pulmonares comenzaron a sumar más muertes que los de mama entre las mujeres. La causa es clara: las americanas se anticiparon a las españolas en generalizar el hábito de fumar.

Tanto Isabel Nerín como Pere Casan, director del área de gestión clínica del pulmón del HUCA -y organizador de la conferencia- no tienen ninguna duda de que nos hallamos "ante una epidemia de cáncer de pulmón".

Globalmente, en España se contabilizan cada año 20.000 nuevos casos y 18.000 muertes. En ambos cómputos, los varones continúan siendo mucho más numerosos, pero lo que sucede en el colectivo femenino -de presencia creciente- tiene un componente especial: cuando se detectan, los tumores de las mujeres son más grandes que los de los hombres. ¿Por qué? Porque, al ser inesperados, se diagnostican más tarde, en estadíos más avanzados, y ese retraso se traduce en un peor pronóstico.

"Es lo que se llama sesgo de género. Por el hecho de ser mujer u hombre, el médico puede pensar en un diagnóstico o en otro. No es una responsabilidad exclusiva de los profesionales, sino un problema de contexto, derivado de una tendencia histórica. En el tabaco, las mujeres tienen una percepción del riesgo menor que los hombres. Por eso continúan fumando y quizá consultan un poco más tarde", señala la doctora Nerín. La especialista apostilla que, entre la población femenina española, "el incremento del cáncer de pulmón es de un 4 por ciento cada año". Entre los varones, parece que la incidencia tiende a disminuir.

Asturias ofrece una singularidad: mientras en el conjunto de España el consumo es mayor en varones que en mujeres en todas las edades, en el Principado, en la franja comprendida entre los 16 y los 29 años, son más consumidoras las mujeres (un 37 por ciento frente a un 30 por ciento en el colectivo masculino).

Los doctores Nerín y Casan abogan por una nueva concienciación que incluya, entre otras pautas, dar importancia a síntomas como la tos del fumador (que suele ser catalogada como "bronquitis crónica"). "Es necesario incluir el tabaquismo de la mujer en las agendas de los programas de salud pública. No hay programas de prevención específicos", apostilla Isabel Nerín.