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Un ovetense descubre al empleado que le robó el móvil y pierde el empleo por no dominar al personal

Trabajaba como encargado de un taller de pintura y averiguó que el teléfono se lo había sustraído un subordinado

Un ovetense descubre al empleado que le robó el móvil y pierde el empleo por no dominar al personal

Jugar a los detectives puede tener sus riesgos. La jugada le salió bien a una anciana ovetense que hace unos días entregó a la Policía Nacional a un ladrón que le había robado dinero en su casa, pero no ha corrido la misma suerte un ovetense que resolvió otro caso de hurto. En este último caso, al ciudadano Abel A. le ha costado su puesto de trabajo descubrir, tras un laborioso proceso, al presunto autor del robo de su móvil. Con el caso ya resuelto, se dirigió a las autoridades y también a sus superiores, al estar convencido de que le habían robado el móvil en su empresa. Trabajaba como encargado de un taller de pintura y averiguó que el teléfono se lo había sustraído un subordinado. Le despidieron, según su testimonio, alegando que no es capaz de dominar al personal. Aún así está satisfecho con su trabajo de detective -por el que le han felicitado en la unidad de la policía judicial- "aunque se haya cometido una injusticia personal".

Abel A., ovetense aficionado a la novela negra, perdió su teléfono móvil en septiembre de 2014. "Me di cuenta que había desaparecido en el trabajo, esa fue la primera pista", explica. "Realicé las primeras pesquisas con la ayuda de una aplicación que tenía instalada en el terminal: una alerta que envía un mensaje de texto a otro número, especificando el número de la tarjeta "sim" que se introduce en un terminal robado o extraviado", explica la víctima del robo. La activación de esta aplicación le permitió obtener un número de teléfono, lo guardó en la agenda de otro terminal y en la aplicación de chat Whatsapp, el número enseguida le apareció asociado a una fotografía. "La chica de la foto, por suerte, tenía un aspecto muy llamativo, además de varios tatuajes".

Abel A. tenía claro que el móvil había desaparecido en el entorno laboral, así que rastreó el perfil de Facebook de otros empleados, centrando las pesquisas en una persona en concreto. Su olfato no le falló. La chica cuya foto aparecía asociada al número de teléfono que estaba usando su móvil era amiga de la novia de uno de los empleados de la empresa, tal y como pudo comprobar tras examinar varias fotos en las que salían juntas en la red social. Además, así pudo averiguar el nombre de la persona que estaba usando el teléfono. No satisfecho con las pesquisas, utilizó otra aplicación para rastrear por GPS con un localizador el paradero del móvil. La tecnología situó el terminal en un domicilio de Gijón.

Esta vez sí, con todo el trabajo realizado y resumido en un elaborado "croquis" digno de un buen detective, se personó en la Comisaría para interponer una denuncia. "Me fui con un croquis a la Comisaría de General Yagüe para denunciar los hechos y el caso fue trasladado a la Guardia Civil de Gijón", explica este ciudadano. "Fueron a declarar la persona que tenía el móvil, que resultó ser una menor de edad, que confesó todo con pelos y señales, apuntando como culpable a mi compañero de trabajo", indica. "Después la Guardia Civil se presentó en la que era mi empresa y llamó a declarar al compañero que me robó. Él al principio lo negó todo, pero luego terminó reconociendo los hechos", relata.

El aprendiz de detective ahora está a la espera de que salga el juicio de faltas, que se retrasó precisamente porque gracias a su buen trabajo logró recuperar el teléfono. "Al recuperar el terminal intentaron archivar el caso como si no pasara nada", sentencia.

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