La izquierda local no acaba de consolidarse como bloque frente a la derecha. La noche electoral, tras conocer los resultados definitivos, el candidato a la Alcaldía del PSOE, Wenceslao López, lo tenía claro. El asunto era simple: la mayoría de los ovetenses querían un gobierno local "progresista" y el Alcalde debía ser el de la lista más votada entre la izquierda, que en este caso era Ana Taboada. La política no es simple y un acuerdo entre la izquierda local tampoco lo parece, a la vista de como están avanzando los días.

A principios de la semana pasada los socialistas se lo habían pensado más y vinculaban su apoyo a Somos Oviedo para la Alcaldía a un pacto, pero ya no solo regional sino nacional. Entre tanto, desde IU, el aún concejal Alejandro Suárez dejaba escapar que los candidatos de izquierdas ya estaban tardando en quedar a tomar un café para organizar una alternativa de gobierno al PP.

A media semana el pacto parecía más próximo. Somos Oviedo hablaba de un frente de izquierdas y entre sus condiciones incluían la realización de una auditoría de los servicios municipales y la reducción de los sueldos de los cargos públicos y de los gastos de protocolo. Los socialistas prefieren el control de servicios y la fiscalización de las subvenciones.

A lo largo de estas semanas Somos Oviedo se ha reunido con las otras dos fuerzas de izquierdas, con cada una por separado. El de ayer era el primer encuentro entre PSOE e IU y hasta ahora no ha habido ocasión de que los tres se reunieran, ya sea alrededor de una mesa o tomando un café, como proponía Suárez.

A una semana de la constitución de la nueva Corporación municipal y la elección del Alcalde, que se llevará a cabo en un pleno convocado ya el sábado que viene, no se vislumbra un acuerdo y las impresiones sobre la posibilidad de un pacto cambian de un día a otro.