El pequeño almirante se percató de que el arzobispo Jesús Sanz Montes se aproximaba, con lo que se inclinó y le dijo: "Bienvenido". La escena acaecía al comienzo de la solemne misa de ayer en la Catedral, por la festividad de Corpus Christi. Una misa a la que asistieron más de un centenar de niñas -sobre todo- y niños que este año recibieron la primera comunión. La cifra de comulgantes fue superior a la de otros años y una madre conjeturó: "Será por el 'boom' de 2006", año en el que, en efecto, la natalidad repuntó apreciablemente en España tras un cuarto de siglo de hundimiento.

Ya en su homilía, el arzobispo relató el saludo previo de aquel muchacho "que lleva todas las divisas en su traje", y saludó cordialmente al "señor almirante y a toda la tripulación", ya que entre los chiquillos predominaba el clásico traje de marinero. En el caso de las niñas, el atuendo era también el tradicional de color blanco y organdí, conocido popularmente como "de princesa" o "de novia". Fechas atrás, el arzobispo de Oviedo había recomendado en una carta pastoral que las familias no incurrieran en gastos excesivos con motivo de las primeras comuniones, pero ayer, tanto el almirantazgo como los guardiamarinas, y las niñas de blanco, dado su elevado número, conquistaron a Sanz Montes, que les felicitó por su "hermosura e inocencia". Eso sí, algunos niños y niñas vestían ayer atuendo informal de calle, vestido floreado o trajes con pantalón corto, en el caso de los chicos. Pero eran una rigurosa minoría.

Tras los saludos al comienzo de la homilía, el arzobispo explicó que la festividad del Corpus Christi no se basa "en la invitación a una extraña antropofagia", en comer un cuerpo, "sino en un modo plástico de indicar que Cristo no es un fantasma" incorpóreo".

También aludió el mitrado a que el Corpus es el día de Cáritas, la entidad de la Iglesia que vela por los más desfavorecidos que a ella acuden. "En medio de los datos esperanzadores que nos señala la macroeconomía, están las realidades desoladoras de quienes arrastran su penuria en tantos sufrimientos por una crisis cuya solución no les alcanza todavía". Por ello, "nuestra Cáritas diocesana está atendiendo a 22.000 personas bajo el umbral de una pobreza real, y a casi 2.000 familias sin vivienda".

Tras la misa, la procesión del Corpus, con la custodia de la hostia llevada bajo palio, y escoltada por guardias municipales vestidos de gala y por dos jóvenes maceros del Ayuntamiento, avanzó hacia al plaza de la Constitución, donde los miembros de la Cofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores habían confeccionado la tradicional alfombra de flores y pétalos, con especial alusión este año al V Centenario de Santa Teresa. También procesionaban representantes de todas las cofradías ovetenses de Semana Santa, así como de la Adoración Nocturna y la Adoración Perpetua.

Ya en la fachada de la iglesia de San Isidoro, Sanz Montes ofreció la bendición con la custodia, que fue seguida por lluvia de pétalos, himno de España, repique de campanas y ovaciones. La procesión retornó a la Catedral por la zona de la plaza de Riego, donde, cerveza en mano, el gentío del domingo observó el paso del centenar de almirantes, marineros y princesas.