Solvia, la inmobiliaria del Banco Sabadell, se hará cargo de las obras para permitir el tránsito a los peatones por una de las márgenes de la acera de la calle Víctor Chávarri, que hasta hace unos días estaba tomada por las vallas que rodeaban las paralizadas obras en la parcela del Vasco.

Los trabajos serán ejecutados en las próximas semanas para cumplir con la petición que el Ayuntamiento ovetense ya realizó hace un tiempo a los promotores de la urbanización del solar, vinculado a la "operación de los palacios", que incluía la construcción del Calatrava en Buenavista.

Los trabajos en el Vasco están paralizados desde el segundo semestre de 2013, después de que la por entonces promotora de la obra, la firma Vasco XXI, solicitara el concurso de acreedores que finalmente desembocó en la liquidación de la sociedad. Lo mismo ocurrió con Jovellanos XXI, la sociedad que se impulsó para la ejecución del Palacio de la Calatrava. Los edificios ya levantados y a falta de rematar en el solar de la desaparecida estación fueron a parar al principal acreedor de Vasco XXI, el Banco Sabadell, que ha puesto en manos de su inmobiliaria la propiedad.

La nueva acera, que será provisional a la espera de conocer qué ocurrirá con la construcción de las viviendas después de que el complejo fuera entregado a Solvia a finales de 2014, tendrá un ancho de 3,5 metros y será de hormigón. No contará con losetas ya que se supone que son unos trabajos de carácter provisional a la espera de que se concluya el proyecto. Éste incluye la construcción de 106 viviendas de lujo, oficinas, aparcamiento y un centro comercial.

La acera, que comprende todo la calle Víctor Chávarri hasta su entronque con Gascona, lleva sin uso para los peatones hace ya más de una década. Las excavaciones en el Vasco comenzaron en 2003. Doce años después, el Vasco sigue sin uso tras una historia a su alrededor preñada de problemas. Primero fue la elección del destino que se le iba a dar al suelo, con varios planes de carácter público-privado como la construcción del Palacio de Justicia -esta idea fue tumbada por la Unión Europea- o la facultad de Bellas Artes. Una vez que se aclaró que el destino de la parcela sería para la construcción de vivienda nueva, poco después estalló la crisis del ladrillo, lo que lastró el futuro del proyecto y acabó con él en mano de la entidad bancaria catalana.

Ahora Solvia estudia el estado en el que se encuentra la obra ya ejecutada y lo que faltaría por hacer. Todo indica que la intención de la inmobiliaria es la deshacerse de todo el complejo si aparece comprador.