Wenceslao López (Oviedo, 1948) es el nuevo alcalde de la ciudad. Alcalde por sorpresa, a última hora y con emociones fuertes, después de que los seis votos de Somos, la rama local de Podemos, virasen en el instante definitivo (con el pleno a punto de empezar) hacia la opción socialista y arrastrasen también a los tres de IU. Punto final a los gobiernos del PP, despedida de Agustín Iglesias Caunedo y nuevo capítulo en la historia de la capital, después de 24 años de poderes conservadores. "Así es la democracia", decía el ya exalcalde, mientras López y Ana Taboada, la líder de Somos, saludaban desde el balcón de una Casa Consistorial que ahora queda bajo su dominio. Y el de IU, porque serán estas tres fuerzas las que deban diseñar una estrategia de gobierno y conciliar detalles nada menores como que Somos tenga un concejal más que el PSOE.

El gobierno del cambio es una suerte de "déjà vu" solo apto para veteranos de memoria larga. Wenceslao López fue candidato a la Alcaldía en 1979, perdió las elecciones contra Luis Riera y quedó como portavoz del grupo municipal socialista hasta 1983. Fue entonces cuando una asamblea eligió a Antonio Masip para enfrentarse de nuevo a Riera y López dejó la política de primera fila. Ahora se saca la espina de sus primeros intentos de ser alcalde, hace ya 36 años. Y lo hace después de voltear una situación que no pintaba nada bien para él: primero, por los resultados del 24-M, nada más que cinco concejales, el resultado más flojo que nunca había obtenido el PSOE en la ciudad, en total, 19.385 votos. Y después, por lo feas que se le habían puesto las cosas el viernes por la noche, cuando de la Federación Socialista Asturiana (FSA) salió el mandato de presentar su candidatura en el Pleno para elegir alcalde, a pesar de que la fuerza más votada de la izquierda había sido Somos Oviedo.

López pugnó con los dirigentes regionales, pero una abrumadora votación le enviaba al estrelladero. Explicó en la Agrupación Socialista de Oviedo (AMSO) que había que presentarse y allí también vio caras largas. Enfiló ayer la puerta del Ayuntamiento escoltado por la Policía Local. Le abrían paso entre un gentío que le pedía que no les fallara. Y entró al Pleno pensando que seguramente el PP seguiría gobernando, cuando ya habían quedado lejos sus palabras de la noche electoral entregando en bandeja el apoyo a Ana Taboada para formar un gobierno progresista.

Fue el giro de Taboada en la misma puerta del salón del plenos el que le cambió los planes. Ella le contó en dos palabras que le iba a votar y Wenceslao López, que fue contable del Colegio de Farmacéuticos y durante 26 años trabajó en la multinacional informática IBM, cayó en la cuenta de que no tenía ni discurso de investidura. Pero iba a ser alcalde.

En IBM alcanzó la certificación como Arquitecto de Sistemas de la Información. Ahora le tocará poner los cimientos y mantener en equilibrio un ecosistema político nada sencillo. Tiene el bastón de mando, sí, pero solo cinco concejales, menos de la mitad que el PP de Agustín Iglesias Caunedo, ganador de las elecciones y perdedor en la investidura. Somos cuenta con seis e IU suma tres. ¿Hasta dónde podrá maniobrar Wenceslao López según su ideario político? ¿Hasta dónde podrá maniobrar con el acuerdo programático de tres folios pactado el viernes con las otras dos fuerzas de la izquierda y que parecía papel mojado a las puertas del Pleno? Queda mucho por hablar. Por ejemplo, si Ana Taboada o alguno de los suyos entra en el gobierno, que no parece fácil llevar toda la ciudad con solo cinco ediles. O si IU rasca alguna de las concejalías. Cosas de los acuerdos de última hora. Las conversaciones, dice Taboada, quedan para mañana lunes. Hoy toca descansar.