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De cafetería a reclamo turístico

La "conjura del Prida", que propició el cambio de rumbo político en la ciudad, convierte el local en un punto de interés con decenas de visitantes en tres días

Esteban Figoli, ayer, en la mesa de su negocio donde tuvo lugar la "conjura del Prida". MARÍA GÓMEZ

Alrededor de una mesa de madera con una vela blanca, en una sala con luz tenue, paredes oscuras y el suelo de cuadrados blancos y negros como un tablero de ajedrez, Ana Taboada, líder de Somos, y los otros cinco concejales electos de la formación morada, decidieron el sábado cambiar el rumbo político de la ciudad.

Allí, con cuatro cafés, dos aguas y tres teléfonos móviles encima de la mesa, sin nadie más que ellos, sus conversaciones y sus documentos, tuvo lugar la "conjura del Prida", el momento en que los seis ediles de la marca local de Podemos se pusieron de acuerdo en una cafetería para, a última hora y de forma inesperada, apoyar la investidura de Wenceslao López como Alcalde y acabar con 24 años de gobiernos conservadores. Sucedió a las 18.45 horas, quince minutos antes del inicio del acto de investidura que tuvo lugar un poco más allá, en el Ayuntamiento de Oviedo.

La reunión en este local del Fontán pasará a la historia política de la ciudad. De hecho, el establecimiento se ha convertido en un reclamo turístico al punto de que ya ha empezado a recibir visitas de curiosos, conocidos e incluso turistas, atraídos por lo simbólico de la cita. Ayer, una señora de mediana edad preguntaba a mediodía en la plaza del Ayuntamiento por el local, que lleva abierto dos años y que es conocido por sus "bandejitas" de café. "¿Dónde está el sitio ese en que se fraguó todo", preguntaba a uno de los policías locales que custodian el Consistorio.

"La repercusión ha sido grande", comenta Esteban Figoli, uno de los dos socios que tiene el negocio. "Me han llamado amigos y ha llegado gente preguntando por la conjura", agrega.

Figoli cuenta que varios de los concejales de Somos eran ya clientes habituales, que Ana Taboada pasa por allí de vez en cuando, preferiblemente a la hora del café, que más de una vez los han visto en alguna de las presentaciones de libros o de las exposiciones que organiza en su local. Y asegura que, durante la pasada campaña electoral, representantes de "casi todos los grupos políticos" se reunieron también allí con vecinos y comerciantes de la zona, en la misma mesa donde se produjo la conjura. Por allí pasó Izquierda Unida, el PSOE, Foro...

El sábado sólo estuvieron los concejales de Somos. Entraron a las 18:15 horas. "Necesitaban un lugar tranquilo, sin ruido e íntimo, alejado de la vista de la gente", explica Figoli. La reunión duró media hora y la presidió Taboada, que hasta el viernes era la candidata a liderar el cambio político en la ciudad. En principio, ella era partidaria de mantener su postura, como habían acordado las bases de Somos, pero luego se consensuó cambiar la decisión "para enviar a Agustín Iglesias Caunedo a la oposición" y "tener un gobierno progresista en Oviedo". Después llegó a la sala de plenos del consistorio, le susurró al oído a Wenceslao López que le iban a votar, presentó su candidatura desconcertando al personal y, cumpliendo la "conjura del Prida" votó por López para cambiar el signo político del Ayuntamiento de Oviedo.

Figoli es consciente de que en su negocio se fraguó la decisión y asume las bromas que recibe de sus amigos con naturalidad. "Me han llamado varios clientes preguntándome si tengo algo que ver con la conjura", asegura este empresario, que dice que nadie, además de los ediles, estuvo presente durante la reunión. Él le resta importancia a todo este asunto, pero dice que ya ha recibido incluso un regalo. Un amigo que es pintor le dibujó en un ticket la conjura, detalle que guardará como recuerdo. Y que seguro podrá enseñar a los curiosos que sigan llegando.

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