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Los sueldos de los ediles de Oviedo amenazan con romper por primera vez el tripartito

Dos semanas después del Pleno de investidura del socialista Wenceslao López el frente de izquierdas está inmerso en su primer gran desencuentro

Dos semanas después del Pleno de investidura del que por sorpresa el socialista Wenceslao López salió elegido alcalde gracias al respaldo de Somos e IU, el frente de izquierdas que desde entonces gobierna la ciudad está inmerso en su primer gran desencuentro del mandato. Y es que al tripartito se le ha atragantado la pasta, los 2,2 millones de euros (más de 365 millones de las antiguas pesetas) que cuesta mantener la "estructura política municipal". Bajo el paraguas de este título se refugian varios conceptos: los sueldos de los concejales, las subvenciones a los grupos o los asesores con que podrá contar cada partido. Las posturas para concretar el coste de cada uno de estos apartados son antagónicas en el seno del tripartito. Estas son algunas de las claves que se esconden tras la primera gran crisis del triunvirato ovetense.

La reducción de sueldos, caballo de batalla de Somos. La marca local de Podemos, al igual que su matriz nacional, ha hecho de la rebaja de los sueldos de los cargos públicos una de sus banderas electorales. Somos, la formación que encabeza Ana Taboada, lo tiene claro: reducir en 300.000 euros el coste de la Corporación y establecer un tope salarial para los concejales de 1.950 euros líquidos al mes. La marca blanca de la formación creada por Pablo Iglesias ha encontrado en la cuestión de los sueldos una vía para sacar los colores a lo que hasta no hace mucho denominaba la casta. Sin ir más lejos, al propio Alcalde, al que criticaron por asegurar que un sueldo de 1.950 no puede ser suficiente para aquellos "con un trabajo digno" que quieran dedicarse a la política municipal.

La paciencia del PSOE empieza a agotarse. Las negociaciones para concretar los sueldos y los medios de los que dispondrán los grupos municipales a lo largo de los próximos cuatro años se encuentran en punto muerto. El alcalde, el socialista Wenceslao López, pone cara de póker cuando tiene que hablar del asunto. Para a finales de la semana pasada ya dejó claro que dará de margen una reunión más -está prevista para mañana- para tratar de llegar a un acuerdo y sino "a votar". El mensaje lanzado el Alcalde iba dirigido fundamentalmente a la postura del PP, que los socialistas consideran "inflexible", y a los responsables de IU, que defienden que el debate de la austeridad debe ir más allá e incluir cuestiones como las subvenciones a la Fundación Princesa de Asturias o los gastos en protocolo.

Los gruesos números. Los socialistas creen necesario recortar las aportaciones de los grupos en un 30 por ciento. También son partidarios de meter tijera a los sueldos. En este caso abogan por la progresividad, planteando rebajas del treinta por ciento en las retribuciones de los concejales de gobierno liberados (hasta ahora ingresaban 66.111 euros brutos al año), el veinte por ciento para los liberadores de la oposición (44.086 euros brutos anuales) y un diez por ciento para los ediles que no tienen dedicación exclusiva y cobran dietas por asistencia a los plenos y a las comisiones (20.663 euros brutos).

La postura del PP. En el debate sobre los sueldos también participa la oposición (PP y Ciudadanos), ya que las negociaciones se están llevando a cabo en la junta de portavoces. La postura de los populares pasa por hacer valer que se trata del grupo mayoritario (11 concejales), de ahí que insistan en mantener lo que ya tenían antes de pasar a la oposición. Fundamentalmente los populares, según denuncia el tripartito, quieren que los medios sean proporcionales por el número de ediles. En este campo se produce uno de los grandes puntos de fricción: el número de asesores. En el anterior mandato había un total de cuatro asesores, uno por grupo, casi todos ellos responsables de las relaciones con los medios de comunicación. El PP quiere contar con cuatro asesores, por lo que siguiendo esta escala habría un total de doce. El tope máximo que una parte del tripartito está dispuesto a admitir son ocho asesores. De ahí que Somos denuncie que los gastos en lugar de recortarse podrían dispararse en varios cientos de miles de euros.

Los temores de IU. La parte más débil aritméticamente del tripartito se resiste a permitir que Somos se salga con la suya en la cuestión de los sueldos. Por un lado, su discurso se centra en tratar de ser coherentes con la posición que lleva años manteniendo sobre la necesidad de que la oposición tenga los medios suficientes para ejercer su labor. Por otro, ven en las exigencias de Somos una clara estrategia, que pasa por abrir la puerta a que afines al partido entren en el Consistorio por otras vías, como las direcciones generales -en la concejalía de Economía, en manos de los de Ana Taboada, hay una vacante- o mediante el contrato de asesorías externas. En este punto señalan a la concejalía de Participación Ciudadana, responsabilidad de Taboada, que prácticamente no cuenta con personal y que podría ejercer su labor a través de apoyos externos.

La unidad de la izquierda, rota en la primera votación importante. Lo cierto es que en el primer Pleno ordinario del mandato en el que debe aprobarse el diseño de la Corporación y decidir los sueldos y el número de asesores -o lo que es lo mismo, una de las primeras grandes decisiones del tripartito- podría darse la paradoja de que la unidad de la izquierda salte por los aires, con Somos y el PSOE por un lado, y el PP e IU por otro.

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