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Las artes escénicas amateurs, un fenómeno en auge

El centro social, punto de partida y sala de ensayos

El centro social, punto de partida y sala de ensayos LUISMA MURIAS / MIKI LÓPEZ

"Los Cascarilleros" han ido aumentando el cartel de la Semana del Teatro a lo largo del último lustro gracias al sistema de intercambio. Así, en la última edición consiguieron la participación de seis grupos de Oviedo, uno de Navia, otro de Castrillón, uno de Ribera de Arriba y otro de Soto del Barco: "L'Ayalga" (del ovetense barrio de Pumarín), "l Carro de la Farsa" (de la Argañosa), el Centro de Apoyo a la Integración (Cai) del Naranco, "Anima Vis" (Oviedo), "Bambalinas" (de Pumarín), Centro Asturiano de Oviedo, "Baluarte Teatro" (Puerto de Vega), "La Ribera" (Ribera de Arriba), "Garrapiellu" (Castrillón) y "Selena" (Soto del Barco).

"Los Cascarilleros", como buenos anfitriones, actúan en sus propias jornadas del teatro, pero hasta ponerse ante el público practican movimientos y dicción una tarde a la semana "como mínimo" para que "El genio alegre", "La aldea perdida", "Tres sombreros de copa" o "Revoltixu", entre otras obras, salgan bien. Lo hacen en el centro social de Trubia bajo las pautas de la directora y monitora del taller de teatro Silvia Álvarez. Los centros sociales son el punto de partida de buena parte de los amateur y a la vez sirven de sala de ensayos para que jubilados, conductores de ambulancia, profesores, abogados y estudiantes dejen a un lado el miedo escénico y aprendan lo que significa que les deseen "mucha mierda".

Álvarez imparte clase a cuatro grupos de aficionados del municipio gracias a un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento y la Cruz Roja: "L'Ayalga", "El Carro de la Farsa", "Bambalinas" y "Los Cascarilleros". Pasa una tarde a la semana con ellos en sus diferentes sedes (los centros sociales). Cada compañía tiene garantizadas tres funciones al año previstas por el Ayuntamiento "y lo que salga", eso sí, siempre de forma gratuita. "Hemos llegado a actuar para los internos de Villabona", cuenta la monitora, que también pertenece a un grupo profesional "Alevosía Teatro".

Como en el caso de la monitora de los grupos aficionados de los centros sociales de Oviedo -una profesional de las artes escénicas- el cineasta Julio de la Fuente aceptó hace tres años ponerse al frente de la compañía amateur del Centro Asturiano de Oviedo, en el Club de Campo del Naranco y con más de quince años de historia. En este caso el presupuesto corre a cargo del club, aunque sus nueve actores actuales aportan gran parte del vestuario y de la escenografía. Las obras costumbristas asturianas y las comedias son el fuerte de este elenco, que al menos una vez al año actúa en el Filarmónica y está acostumbrado a viajar. "Hacemos intercambios con compañías amateur de Colombres, Puerto de Vega, Trubia, e incluso de León y Riaño", explica De la Fuente, que ya ha estrenado textos de cosecha propia y cuenta con otros escritos por actores del reparto. Así, en septiembre estrenará en el Centro Asturiano "El cohete", del amateur José María Sauras. "Nuestro principal problema es la carencia de perfiles que encajen con los personajes de las obras", cuenta el director, que a sus 54 años tendrá que interpretar a un niño de once dentro de unos meses. "Al final, la magia del teatro y ciertas licencias escénicas salvan el resultado", aclara.

Otras agrupaciones tienen más suerte con el elenco, pero también un objetivo diferente. En la compañía "Anima Vis" colaboran de vez en cuando nueve chavales del colegio Santo Domingo de Guzmán (los Dominicos). El alma y director del grupo, José Manuel Fernández Vega, les llama para actuar cuando la obra lo requiere y tiene un fin solidario. Médico de atención primaria en el centro de salud de Pumarín, está a cargo de otros dos grupos: "Chispas" (formada por miembros de la Asociación de Afectados por Chiari y Siringomielia de Asturias) y el de la Asociación de Parkinson del Principado. "El teatro es una herramienta terapéutica de primer orden y tiene un efecto parecido a la risoterapia que ayuda a desconectar de los problemas diarios". El médico no sólo es autor y director, sino que también "productor". Lo dice bromeando aunque en realidad se encarga de promocionar las funciones y de buscar beneficiarios para sus recaudaciones, como la Asociación Española Contra el Cáncer o la del síndrome de Duchenne. El médico también consiguió una sala de ensayos prestada al no tener una propia. Así, acuden regularmente al centro de mayores de Pumarín, al teatro-escuela del barrio y al salón de actos de los Dominicos.

Jorge Melero es otro de los autores que ha estrenado sus textos gracias al teatro aficionado. Es el director del grupo "La Ribera", del concejo de Ribera de Arriba, una pequeña compañía que comenzó su andadura hace menos de tres años y que ya ha hecho sus pinitos con un reparto de once personas "con experiencia". Todos han pertenecido a otras agrupaciones amateur e incluso uno de ellos se ha especializado en la iluminación y el sonido. "Recibimos una pequeña ayuda anual del Ayuntamiento y el resto lo ponemos nosotros". Melero se metió de lleno en el drama socioeconómico de los desahucios en su última obra, "¡Mañana...!", porque "el teatro debe ser un reflejo del mundo que nos rodea". No sólo eso, el director novel planea organizar una semana teatral en el concejo en diciembre. ¡Mucha mierda!

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