"Cualquiera que la haya conocido ha recibido un gran regalo en la vida". El párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen (Carmelitas) expresó así ayer el sentir general de los asistentes al funeral por la médica ovetense Toñi García-Cosío Mir, hija del que fuera primer director del Instituto Nacional de Silicosis, José García-Cosío, y que falleció el sábado tras sufrir una larga enfermedad.

Familia, amigos, colegas de profesión y compañeros del marido de la fallecida, el ingeniero de minas Vicente de la Pedraja, la definieron como "la médica más cordial"; la música de la "Camerata Vocal" logró crear un cálido clima de despedida.

Decenas de personas contaron anécdotas a la entrada y a la salida del templo que sirvieron para ejemplificar la pasión con la que García-Cosío ejerció la medicina. Teresa Estrada, una de sus nueras, explicó cómo los hijos le regalaron en un cumpleaños "lo que más quería, ni bolsos, ni pañuelos de Hermès; le dieron unos alicates para poder sacarles los anzuelos de las manos a los pescadores. Ella era así, profundamente buena".