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La huella ovetense de Mario del Mónaco

Repaso a las actuaciones del tenor en la ciudad en el centenario de su nacimiento

La huella ovetense de Mario del Mónaco

Se cumplen cien años del nacimiento en Florencia del tenor Mario del Mónaco, uno de los cantantes más carismáticos del siglo XX. Durante este mes de julio varias ciudades italianas (Palermo, Florencia, Padua, Treviso y Pésaro) celebran diversos actos en recuerdo y homenaje del que fuera el tenor dramático italiano por excelencia. El teatro de La Fenice le dedicará el mismo día de su nacimiento, es decir el 27, varios actos con proyección de documentos y películas, que incluyen el Otello que el 31 de julio de 1966 ofreció el tenor en el patio del Palacio Ducal de Venecia, con la soprano Rita Orlandi Malaspina y el barítono Titto Gobbi, acompañados por la Orquesta y Coros del Teatro La Fenice dirigidos por Nino Sanzogno. Testigos de excepción de aquel acontecimiento fueron Eugenio Solano, entonces presidente de la Abao, y su hermano José, que estudió la carrera de Químicas en Oviedo y que es el actual vicepresidente de la Asociación Musical Alfredo Kraus de Bilbao. Puestos al habla con José, me dice que fue un éxito extraordinario y que él y su hermano, llevados por el entusiasmo, tras terminar la función pasearon a hombros a Del Mónaco por toda la plaza.

Por aquel tiempo, ya había cantado Del Mónaco en Bilbao y en Oviedo en varias ocasiones y aún lo haría otro año más. Ciñéndonos a Oviedo, diremos que en 1948, año en que se reinauguró el teatro Campoamor con Manón, primera ópera pues de la temporada con la que dio comienzo el actual ciclo operístico ovetense, Mario del Mónaco cantó el 19 de septiembre el papel protagonista de "Aida" (Verdi), al lado del bajo nacido en Gijón Antonio Campó, entre otros ilustres colegas. El 21 de septiembre cantó el Rodolfo de "La Boheme" acompañado nada menos que por Victoria de los Ángeles como Mimí. Y el 23 cantó "Tosca" con Elisabetta Barbato en el papel principal y Carlo Tagliabue como Scarpia. Según cuenta Luis Arrones en el primer tomo de su Historia de la Ópera de Oviedo, parece ser que un aficionado ovetense le había aconsejado en el ensayo que no cantase el "Adiós a la vida" en plan heroico, sino al estilo de Fleta, con muchos filados, ya que ese era el gusto del público del Campoamor. Así lo intentó hacer el entonces joven tenor y por lo visto no le salió nada bien, lo que lamentó en su camerino terminada la función, ante un grupo de aficionados.

En 1963 volvió a cantar en la temporada ovetense dos óperas. El 18 de septiembre "Carmen", acompañado de Jean Madeira, Lydia Marimpietri y Enzo Sordello, y el 21 "Sansón y Dalila", con Jean Madeira nuevamente, y el bajo Enzo Dara.

Por último, en 1967, otras dos óperas. La primera, el 18 de septiembre, fue su ópera "fetiche" "Otello", en la que estuvo acompañado por Linda Vajna como Desdémona y Giuseppe Tadei como Yago. Poco antes de dar comienzo la función se supo la noticia del fallecimiento del padre del tenor, cuyo estado de salud, extremadamente grave, se conocía desde el día antes. Entre Arturo Barosi, agente artístico de la temporada, y la esposa de Del Mónaco, tomaron la determinación de no darle la noticia hasta una vez finalizada la función, informándole solamente de que seguía muy grave. Del Mónaco estaba hundido, pero quiso cantar.

Antonio Fernández-Cid, que ya asistía con regularidad a las temporadas ovetenses, salió al escenario a telón bajado antes de dar comienzo la función y explicó al público lo que pasaba. Del Mónaco se superó logrando su mayor triunfo en Oviedo, siendo aclamado por el público a lo largo de toda la representación y obligado a salir a saludar varias veces al final de la misma, incluso solo. Enterado finalmente de la muerte de su padre, y ante la imposibilidad de llegar a tiempo a los funerales, resolvió quedarse para cumplir el contrato y cantar el día 24 la ópera "Fedora". El 23, a la una y media, con asistencia del propio Del Mónaco, se ofreció en la Catedral un funeral por su padre que el tenor agradeció públicamente al día siguiente mediante una nota mandada a todos los periódicos. Con "Fedora", en la que estuvo acompañado por Magda Olivero, logró un nuevo triunfo, terminando así la historia de las actuaciones de este célebre tenor en la temporada ovetense.

El nombre de Mario del Mónaco está ya unido para siempre al del teatro Campoamor y a las temporadas ovetenses, al igual que los de Giacinto Prandelli, Gianni Poggi, Mario Filipeschi, Franco Corelli, Ferruccio Tagliavini, Carlo Bergonzi, Gianni Raimondi, Jaime Aragall, Pedro Lavirgen, Alfredo Kraus, Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, José Carreras y tantos otros.

Asombra a poco que se indague en los repartos operísticos de aquellos años, la cantidad de nombres ilustres que pisaron el escenario de nuestro primer teatro. Hoy, en su centenario, recordamos a uno de ellos, al florentino Mario del Mónaco, artista apasionado donde los haya, exuberante y controvertido, que sigue vivo en los corazones de muchos aficionados de todo el mundo. El jueves, día 30, la Asociación Lírica Asturiana Alfredo Kraus, le homenajeará en un acto a celebrar en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en el que tras una breve semblanza a cargo del Catedrático de Historia de la Filosofía de la Universidad de Oviedo, Vidal Peña, se proyectarán varios fragmentos de sus actuaciones en directo.

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