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Unas cicatrices de dos mil euros

El ataque de un perro a un corredor en la Pista Finlandesa obliga a su dueña a indemnizarle por las secuelas sufridas

Unas cicatrices de dos mil euros

J. G. F. marchaba a su ritmo por la Pista Finlandesa cuando un pastor alemán, que apareció de la nada, trató de ganarle la carrera por métodos muy poco lícitos. El perro, un ejemplar de grandes dimensiones, se abalanzó sobre el deportista e intentó atacarlo varias veces, hasta que finalmente logró hincar sus dientes en el muslo izquierdo del corredor, en una zona próxima a la cadera. El bocado del animal, que en ese momento iba acompañado por un conocido de su dueña, despedazó la malla elástica que el deportista, un ovetense de 38 años asiduo a recorrer esa senda, llevaba puesta, y le produjo varias heridas que le condujeron rápidamente al centro de salud de la Lila, donde fue atendido.

Como ordena el protocolo, desde el ambulatorio dieron parte de las lesiones a la Policía. El afectado decidió presentar los hechos y se abrieron diligencias para averiguar las causas del incidente, que se produjo el pasado siete de febrero. La investigación culminó en una sentencia favorable para el demandante, aunque el asunto no estuvo exento de controversia.

Según la versión que el deportista herido dio a su representante legal, Ana Vallina Fernández-Posada, letrada del bufete Casa de Ley, el animal no llevaba correa cuando le agredió. Las partes enfrentadas difieren en este punto, puesto que, quien en ese momento estaba a cargo del animal, un conocido de su dueña que suele encargarse de sacarlo a pasear, afirma que el origen del problema estuvo en que el perro se soltó accidentalmente. En cualquier caso, Ana Vallina declaró a LA NUEVA ESPAÑA que "lo determinante aquí es que el perro mordió al corredor porque no llevaba puesto bozal. De hecho, el ministerio fiscal también se posicionó de lado de la parte denunciante, al solicitar que hubiera una sentencia por daños y perjuicios". Y así fue.

El demandante presentó ante el juez tanto el parte de lesiones emitido por el centro de salud, como dos informes forenses: uno correspondiente a las heridas producidas tras el incidente y el otro de las marcas que los colmillos del can dejaron inmortalizadas en su piel. En base a los hechos probados, el fallo, emitido el pasado mes por el Juzgado de Instrucción número 1 de los de Oviedo, resolvió que la dueña del animal y su compañía aseguradora debían satisfacer conjunta y solidariamente al atacado, con una indemnización por valor de dos mil euros, en concepto de responsabilidad civil por las lesiones que el perro ocasionó al demandante. La cuantía de la indemnización trata de compensar a J. G. F. por los diez días invertidos en la curación de las lesiones, por la malla deportiva dañada y por las secuelas, que, según dicta la sentencia, "constituyen un perjuicio estético ligero". Así lo ratificó su abogada, al explicar que "la indemnización se fija según un baremo de puntos por lesiones; en este caso, la cuantía ha sido más alta porque se entiende que, al ser deportista, las cicatrices de mi cliente pueden vérsele más fácilmente". El hombre que acompañaba al perro en el momento del incidente ha resultado absuelto de todo tipo de responsabilidad.

La sentencia no atribuye responsabilidad penal a ninguno de los demandados, en base a la reciente modificación del Código Penal, que destipifica como delito con responsabilidad penal las faltas por lesiones. Por este motivo, el dictamen no es recurrible. Vallina ha confirmado que la cantidad a indemnizar ya ha sido abonada a su cliente. La compañía aseguradora asumió el coste de la indemnización, evitando, así, el mordisco económico al bolsillo de la demandada.

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