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De La Gesta a Luisiana, para ser "profe" del año

Desde que el ovetense Pablo Pato ejerce como maestro en Jefferson, sus alumnos obtienen las mejores notas del Estado

Por la izquierda, el representante del distrito de Jefferson, Ricky Johnson; la directora de la escuela Geraldine Boudreaux, Kiplyn Pereira; Pablo Pato y Michelle Blouin-Williams, entonces superintendente de Jefferson.

"La excelencia en la enseñanza cambia mentes, cambia vidas y cambia el mundo". Es el inspirador lema que reza la pancarta bajo la que el profesor ovetense Pablo Pato posaba tras ser nombrado "Maestro del año" de Jefferson Parish, el condado más importante de los 64 que componen el Estado de Luisiana, en Estados Unidos. Es aquí donde este licenciado en Magisterio por la Universidad de Oviedo imparte clases desde hace ya siete años.

Pato nació y pasó toda su infancia en la capital asturiana. La zona del barrio de Buenavista, en el Cristo, le vio crecer mientras, primero en el Colegio de La Gesta y después en el Instituto Aramo, aprendía los mismos contenidos que ahora enseña. Especializado en educación Primaria, Pato confiesa tener "muy presente la educación que recibí en la Gesta, mucho más instruccional y con una mayor libertad para enseñar pausadamente, desarrollando un tipo de actividades que aquí no podrían hacerse porque el profesor enseña a contrarreloj, según el ritmo que marcan las fechas de las pruebas estatales".

Pese a todo, el asturiano parece estar demostrando una buena habilidad para enseñar a alumnos de un sistema educativo tan diferente. Así lo ratifica, al menos, su nombramiento como "Profesor del año", que se extiende a todo el Estado. "La educación americana sólo se basa en los resultados académicos de los exámenes estatales y generales que los niños deben superar cada año. Da la casualidad de que, desde que empecé a dar clase aquí, mis alumnos siempre obtienen las notas más altas del distrito y del Estado".

Pato llegó a Luisiana tras una parada de tres años en Cádiz, donde, desde 2005, tiene su plaza de funcionario como profesor de inglés. A Estados Unidos lo llevó, tres años más tarde, el programa de intercambio "Profesores Visitantes", por el que, "fruto de un acuerdo entre el gobierno español y el estadounidense, cada año se desplazan a Estados Unidos entre quinientos y ochocientos profesores. Aquí sobran muchas plazas. Al comienzo de este curso, faltaban tres maestros en mi escuela porque no encontraban a nadie más a quien contratar".

En 2008, distintos representantes del programa llegados de la capital de Luisiana, Baron Rouge, le recibieron en Madrid y se convencieron de que, por su experiencia docente y su manejo del inglés, cumplía con los requisitos para mejorar los resultados académicos de los escolares de la escuela primaria Geraldine Bourdreaux, situada en la parroquia de Jefferson, en el sureste de Luisiana. Casualidad o no, la realidad es que los números demuestran que no se equivocaban.

La labor docente de Pato en Luisiana comprende la enseñanza en castellano de Matemáticas, Ciencias y Sociales a dos grupos de dieciocho alumnos de entre seis y ocho años -el equivalente a segundo y tercero de Primaria en España-, a los que también tutoriza. En opinión del docente, las claves para la buena enseñanza pasan por "integrar lo mejor de la vieja escuela con el uso de las tecnologías, que aquí se potencia mucho". En el colegio en el que Pato trabaja, cada aula está dotada con cuatro ordenadores y una pantalla digital. Además, tres veces por semana, los niños reciben clase en las aulas de informática, donde disponen de un ordenador para cada uno. Asimismo, Pato también apuesta por la realización de tareas en grupos reducidos, lo que facilita el refuerzo de aquellas áreas de conocimiento en que los alumnos van más retrasados con respecto a sus compañeros. "En España la enseñanza es más instruccional: el profesor explica, el alumno estudia en su casa y al día siguiente demuestra qué ha aprendido. Aquí se trata de que, cuando acabe la jornada, el niño ya llegue a casa con la lección aprendida".

Entre los puntos a reforzar más, Pato señala las Ciencias Naturales y los estudios sociales. "En general, la enseñanza se basa en la comprensión lectora y en todos los dominios de Matemáticas, pero se deja de lado a la Geografía, la Historia, la Economía...". En lo que sí se hace mucho hincapié, asegura Pato, es "en el sentimiento de comunidad, de crecer como ciudadano; al ser una sociedad con tantas desigualdades económicas y raciales, se vuelve esencial que el alumno sepa que cada cultura, socialmente integrada, aporta un sabor distinto".

También a esta sociedad intercultural Pato aporta, sin darse cuenta, su granito de arena. Lo que comenzó como una experiencia anual, se ha ido prorrogando año tras año, en parte porque allí encontró a la mujer, una profesora estadounidense, con la que formar una familia y compartir aspectos sociales y culturales de su ciudad natal. "Estoy en un momento dulce de mi carrera, este título me ha dado un gran reconocimiento profesional, pero indudablemente me gustaría volver a España". Entre tanto, su primer hijo, Sebastián, nacido en 2013, sabe bien cuáles son los colores de su tierra, y del equipo de su padre en particular. "Mi hijo es socio del Real Oviedo desde que nació, porque, si algo digo siempre, es que soy carbayón y del Oviedo. ¡Hala Oviedo!". Adelante, también, el esfuerzo por lograr una enseñanza de calidad.

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