"Algo están haciendo ahí. Hay varias cámaras, gente con cascos y hasta policías". Era la frase más repetida ayer en los diferentes corrillos que se formaron en los alrededores de la calle Milicias Nacionales; "la de Woody Allen", explicaban los locales a los foráneos. Y es que la escultura del cineasta norteamericano no podía faltar en el rodaje de "El futuro ya no es lo que era", la película dirigida por Pedro Barbero que lleva casi dos semanas grabándose en la ciudad, y que tiene como protagonistas a Dani Rovira y a Carmen Maura.

"¿Qué es esto?", preguntaban los más atrevidos, normalmente chicas jóvenes, a los técnicos de sonido. "Es un rodaje", contestaban. "¿De qué?", insistían. "De una película", respondían. "¿Hay alguien famoso?", continuaban. "Está Dani Rovira". Y la escena que venía a continuación se repitió durante la tarde una y otra vez. "Está Dani Rovira. Qué fuerte. No me lo creo. Tengo que conseguir una foto con él". Sacaban los móviles de sus bolsos y se colaban entre la gente para situarse en primera fila.

A los pocos minutos, el actor sale de una furgoneta negra acompañado de Romana González, maquilladora del rodaje, y Jesús Guerra, peluquero. "Ahí está", se escucha. Por encima del tumulto sólo se ven teléfonos. "Por favor, los móviles. No se puede grabar ni hacer fotos", grita el segundo ayudante de dirección, Víctor Taberner. Pero sus gritos no son muy efectivos, todos quieren llevarse el recuerdo a casa.

Se escucha "corten" y Dani Rovira vuelve rápidamente a la furgoneta. "Está muy nervioso porque tiene muchos cambios de personaje y necesita estar concentrado", explica el equipo a la gente para justificar que el actor no se acerque a saludar. Beatriz Peláez persigue a todos los que ve que pueden tener algo que ver con el rodaje, junto a sus amigas Lucía Becerril y Noemí Díaz. "Quiero ser actriz y esto es una buena oportunidad. Por si necesitan una secundaria o una extra".

La siguiente escena será en la escultura del "culo" de Eduardo Úrculo. El equipo monta a toda velocidad, alguno todavía un poco mareado; y no porque se fuera de copas. "Ayer fue el día de la 'biodramina'. Rodamos en un barco en Lastres, y como la mayoría del equipo es de Madrid, hubo bastantes mareos", cuentan entre risas. Llevan casi dos semanas aquí, pero no han podido irse de copas. "Los rodajes son larguísimos. Entramos a las ocho, incluso hubo días que a las siete, y acabamos a las ocho o nueve de la tarde. Llegamos agotados a la cama", explica Jesús Guerra. Lo que sí han catado bien es la comida. "Se come muy bien, pero todo es muy pesado. A Dani le encantan los cachopos. Siempre quiere ir a comer uno", añade riendo mientras camina hacia La Jirafa. Ésa será la última escena de exteriores en Oviedo y una de las primeras de la película, en la que el actor David Pinilla hace de mendigo.

Y hasta ahí se puede leer.