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La ausencia de Caunedo chirría en el Ayuntamiento

Concejales del tripartito critican el largo asueto estival del exalcalde, que regresa esta semana de su luna de miel por EE UU

reuniones sin "el jefe". Los concejales del PP continúan su actividad sin Caunedo. En la imagen, Gerardo Antuña, Fernando Fernández Ladreda (los dos a la izquierda) y Covadonga Díaz (derecha), reunidos el viernes con representantes de los trabajadores de la Auxiliar de Recaudación. lne

El de Agustín Iglesias Caunedo es el único despacho con ventana a la calle en el edificio donde se apilan, peor que mejor, los cinco grupos municipales que integran la nueva corporación. Es un lugar sin excesivo glamour, con una puerta color camel añejo (horrible) y una mesa, un ordenador y una estantería que piden a gritos acción: papeles, archivadores, desorden, ruido, vida. Lo normal en una oficina de trabajo. Y luego hay un ventanal enorme con dos ventajas. Una: que desde allí se ven la plaza y el balcón del Ayuntamiento, no vaya a colarse de repente una nueva bandera y no nos enteremos. Y dos, y súper importante: que desde allí se puede cotillear lo que pasa en la terraza de abajo, donde a menudo arreglan el mundo los concejales, calada a calada, wasap a wasap. El despacho, conste, queda entrando a la derecha. Sólo faltaría.

Caunedo no puede quejarse del espacio asignado a los grupos, como hacen por lo bajini muchos de sus compañeros ediles. Tampoco puede criticar que en pleno siglo XXI tenga un despacho sin wifi, o que falte mobiliario, o que haya sólo una impresora estorbando en mitad del pasillo. No puede. No puede porque no lo ha visto: lleva un mes largo fuera de la ciudad y el personal ya empieza a preocuparse.

En estos setenta días de nuevo mandato, al exalcalde de la ciudad apenas le ha dado tiempo a ser jefe de la oposición. Al menos físicamente. Estuvo en el pleno de investidura, en el pleno de los sueldos y ya. Estuvo, seamos justos, en los mismos plenos que su sucesora (¿en funciones?) Ana Taboada. Pero como todo va tan rápido y en el PP no paran de alertar de que la ciudad se va al garete con el tripartito del boicot, hay quien ya se pregunta por el paradero de su líder, no vaya a aparecer justo después del Apocalipsis y se líe.

De Caunedo se conoce que se casó de chaqué azul el 11 de julio, que ya se sabe que es un día reservado para los grandes de verdad: Iniesta marcándole el gol a Holanda en Sudáfrica y Casillas, el que levantó aquella Copa, plegándose a Florentino y anunciando su marcha del Madrid destino Oporto, destino a esa parte de Portugal capaz de convertir su melancolía en reclamo turístico.

De Caunedo también se sabe que se fue de luna de miel en torno al 20 de julio a uno de sus lugares preferidos: Estados Unidos. Allí se ha tirado un mes, porque al parecer regresa a Oviedo hoy o mañana. Y, al parecer también, no tiene previsto volver a su oficina hasta el martes 1 de septiembre. En EE UU ha estado todo este tiempo y sólo ha emitido señales públicas para defenderse cuando vio su nombre implicado en la trama del agua.

Los suyos no son concretos sobre sus plazos, pero defienden su asueto vacacional. Le llaman "jefe" y dicen que las cuentas están muy claras: un mes de vacaciones y 20 días extra por la boda, igual a mes y 20 días de permiso. Y sostienen que está en contacto permanente con ellos, que no hay decisión ni aclaración que no pase por él. El clásico "no está pero está".

Sucede que a los ediles del tripartito esto les chirría. "Son las vacaciones eternas", se quejan en el PSOE. "¿Cuándo va a venir? Está missing (perdido). Es demasiado tiempo", añaden otros empleados. Algo tendrá Caunedo para que le echen tanto, tanto de menos. Lo mismo habría que llevar al pleno un debate sobre las vacaciones, estilo sueldos. A ver qué pasa.

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