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ÁNGELES GÓMEZ BORREGO | Nueva presidenta del Comité Internacional de Petrografía

"Lo ideal, por seguridad, es tener fuentes de energía diversas, entre ellas el carbón"

"El declive de la minería nos toca el corazoncito, porque las cosas de Asturias nos importan"

Ángeles Gómez Borrego, en su laboratorio del Instituto Nacional del Carbón, en La Corredoria.

La geóloga madrileña Ángeles Gómez Borrego asume con optimismo la presidencia del Comité Internacional para el Carbón y la Petrografía Orgánica (ICCP), una institución que conecta a investigadores de todo el mundo y cuya próxima reunión tendrá lugar en la ciudad estadounidense de Houston, en 2016. Acaba de ser elegida por los miembros de esa organización para esa responsabilidad, después de ocho años en su secretaría general. Vicedirectora del Instituto Nacional del Carbón (INCAR), con sede en el barrio ovetense de La Corredoria, no alberga dudas sobre el futuro del carbón, al que los asturianos están ligados por su historia y su corazón. Como fuente de energía, en la siderurgia o para la fabricación de nuevos y sofisticados materiales, sostiene que el carbón, hoy por hoy, es irremplazable.

-¿Qué es el ICCP?

-Un organismo que se dedica a un aspecto muy concreto del carbón, que es el estudio microscópico del carbón. Se fundó en 1953, para poner orden y normalizar nomenclatura y métodos de investigación para todo el mundo. Su ámbito es mundial y toda la representación española es del Instituto Nacional del Carbón.

-¿España es relevante en la investigación del carbón?

-Tiene peso y lo tiene desde el principio. La representación de España empezó casi con la creación del comité. El primer representante español fue Víctor Hevia, que falleció recientemente, y después de él Javier Prado. Ahora mismo hay seis miembros del Instituto del Carbón en el ICCP, dedicados a aspectos muy diversos de la investigación del carbón y siempre pioneros en tecnología.

-¿Queda campo de investigación sobre el carbón como fuente de energía?

-Pienso que sí, pero igual me va el corazoncito en ello. El carbón se utiliza en muchos países y muchos hacen una apuesta muy fuerte por él. Es cierto que su combustión genera CO2, pero eso no quiere decir que tenga que dejar de utilizarse.

-¿Están investigando cómo reducir esas emisiones?

-Hay varias disciplinas relacionadas con la captura de CO2, con las que están desarrollando procedimientos para capturarlas y desarrollar tecnología para hacerlo. Eso es posible aunque, claro, es más costoso.

-Si es más caro, ¿cuáles son los argumentos a favor del carbón?

-Que lo tenemos; que sabemos utilizarlo; no diré que es inagotable, pero sí que para unos cuantos años, cientos, hay reservas; que en ese sentido es muy fiable; que está muy distribuido por todo el mundo, con lo cual no está sujeto a problemas de mercado, como el petróleo que está en países muy inestables; y que es una opción más para diversificar la producción de energía. Lo ideal es tener fuentes de energía diversas, por seguridad.

-¿Es ésa la fórmula más sensata?

-Yo no soy política, pero como científica me lo parece. Lo mejor es tener un mix energético, que permita no ser muy dependiente de una sola fuente. A mi juicio, el carbón tiene futuro.

-¿Hay otras utilidades del carbón en las que trabaje el INCAR?

-El carbón es la estrella de la industria siderúrgica. El coque de carbón es el mejor producto para esa actividad. Y se puede utilizar en la generación de materiales: hay muchos grupos investigando a partir de breas, aceites y destilados del carbón, para crear materiales con características diferentes, con propiedades muy especiales.

-¿Cuánto tiempo lleva vinculada al Instituto Nacional del Carbón?

-Desde 1988, cuando vine a hacer la tesis. Estudié en Madrid, donde nací, y estuve tres años en Alemania con una beca de postdoctorado, y volví.

-¿Y cómo contempla el éxodo de jóvenes investigadores hacia otros países?

-Todos lo hemos padecido, aunque yo diría mejor que lo hemos disfrutado, porque es una oportunidad estupenda. Lo que está mal es que no haya posibilidades de retorno. Irse se lo recomiendo a todo el mundo porque abre la mente, da a conocer nuevos modos de trabajo y es una experiencia.

-¿Los recortes presupuestarios se notan en el Instituto del Carbón?

-Este año hemos conseguido una plaza de titular, la de Marta Sevilla, y estamos todos contentísimos, porque hacía tres o cuatro años que no teníamos ninguna. Ha sido una época muy difícil para renovar personal investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en general, y para nosotros también. Se jubiló gente y no hubo reposición. Es muy desmoralizante. La carrera del investigador siempre ha sido larga y difícil, pero ahora hay un atasco: la gente va acabando y haciendo las tesis y no se ven oportunidades. Y los proyectos se resienten.

-¿Cuáles son las prioridades del INCAR?

-Tiene dos grandes líneas de trabajo, sobre el carbón y sobre materiales de carbono. La de carbón se ocupa de la utilización limpia del carbón, de combustión, coquificación y gasificación, reducir emisiones de metales, de CO2. En materiales hay mucho trabajo.

-¿Cómo se contempla desde el Instituto del Carbón el declive de la minería?

-Nos toca el corazoncito, pero el carbón sobre el que trabajan los investigadores no es local, nuestros estudios se aplican a cualquier carbón. En el INCAR nos afecta, porque las cosas de Asturias nos importan.

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