No cabe duda de que la parroquia de San Juan de Villapañada, en Grado, es una tierra con mucha historia que recordar y que compartir. Buena parte de sus caminos saben de los pasos de miles de peregrinos que, durante siglos, cruzaron estos lugares, como sucede en el momento presente, en dirección a Santiago de Compostela, realizando el Camino Primitivo. Y es que San Juan de Villapañada cuenta históricamente con un albergue para acogerlos y constituye una de las etapas de este Camino.

Para viajar por esta parroquia nada mejor que hacerlo de la mano del etnógrafo y escritor Álvaro Valdés Díaz, natural de la misma, quien a lo largo de varios años ha realizado importantes trabajos de recuperación de la historia, la cultura popular, las tradiciones y la vida cotidiana de una tierra que quiere y lleva en su corazón.

Con él, autor de dos libros, "El bron de San Juan de Villapañada" -sobre la jerga utilizada por los caldereros, oficio que también tiene su presencia en este lugar- y "Miradas, historias y recuerdos de San Juan de Villapañada. Siglo XX", recorreremos a lo largo de las próximas semanas las diferentes localidades que forman esta parroquia: Acebedo (Acebéu), la que cuenta con el mayor número de habitantes y con algunos de cuyos vecinos iniciamos estas primeras páginas; La Linar (La Llinar), Llamiella, Rozadas y San Juan (San Xuan). También citan otras fuentes La Barraca d´Arriba, que se trata de una casería.

Entre algunos datos históricos que aporta este etnógrafo figura el hecho de que en San Juan de Leñapañada, como antiguamente se llamaba esta parroquia, recaló la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, llegados a principios del siglo XIII para proteger a los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Levantaron un monasterio y un hospital de peregrinos junto a la iglesia. La Orden estuvo instalada allí hasta 1821, año en que sus bienes, por orden del Gobierno de la época, pasaron a formar parte del concejo de Grado. Recuerdo de todo aquello y consecuencia de ello es el albergue que hoy se ubica en las antiguas escuelas.

Relevante es también la historia de los caldereros, que protagonizarán uno de los próximos capítulos dedicados en esta sección a esta parroquia de Grado, donde algunos de cuyos descendientes aún recuerdan esta importante actividad, así como la jerga que utilizaban para entenderse entre ellos y que, con los años, también adoptaron algunos tratantes de ganado, además de la reciente recuperación, tras más de 70 años sin celebrarse, de la "mazcarada de los Aguilandeiros de San Xuan de Villapañada", sobre la que también se informará en estas páginas.

En cuanto a las fiestas, estas se celebraron entre el 29 y 31 de agosto y, aunque el tiempo no acompañó, los organizadores no escatimaron detalles para que sus paisanos, grandes y pequeños, lo pasaran bien.