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Coca-Cola para casi todos

Tres chiringuitos renuncian a servir el refresco en protesta por el cierre de la factoría de Colloto y ofrecen una bebida similar "pese al miedo al rechazo"

Ambiente del chiringuito Pinón Folixa, que no sirve Coca-Cola. JULIÁN RUS

"Es un riesgo, puede que haya rechazo, pero es más importante defender los intereses de los trabajadores que hacer caja". Carmen Prado, una de las voluntarias que atienden el Topu Fartón defiende así la iniciativa que está llevando a cabo su chiringuito junto a otros dos, El Rincón Cubano y el Pinón Folixa; no servir Coca-Cola y en su lugar ofrecer una bebida alternativa, mayoritariamente Pepsi. Los tres lo hacen para protestar por el cierre de la factoría de Colloto y secundar la medida aprobada por el tripartito de renunciar al patrocinio de la compañía de refrescos para las fiestas de San Mateo, que ascendía a unos 40.000 euros.

El resto de barras mateínas sigue ofreciendo Coca-Cola y argumentan la misma razón; no han tenido tiempo de reacción. Así lo explica Froilán Neira, responsable de la perrera municipal, y por tanto, colaborador en el chiringuito de la Sociedad Protectora, ubicado en la plaza de la Escandalera y con una gran terraza de color rojo. "Las sillas, las mesas, las sombrillas y las neveras nos la da la compañía. Si nos hubiesen avisado a primeros de año nos habría dado tiempo a cambiar de patrocinador, pero ahora no. Ojo, que la medida del Ayuntamiento me parece perfecta".

A las siete de la tarde de ayer conseguir sitio en una terraza o hacerse hueco en una barra era difícil, y a las ocho, ya era una tarea titánica. Miles de personas abarrotaron el centro de la ciudad, espoleadas por la falta de lluvia y de frío, Y, por si algún despistado no sabía a dónde ir ni qué ver, ya se encargaba Manolín el Gitano de repartirle un programa de mano de las fiestas en la plaza Porlier. Otro personaje inolvidable de la ciudad, Mateín, no rondaba lejos, con la intención de "probarlo todo" y volver a casa "no el último, sino el penúltimo".

En general, aunque prefiriesen uno u otro, casi todos los que se dejaron caer por San Mateo alternaban por los distintos chiringuitos. En el puesto de la APARO, José Manuel Suárez, incondicional de estos negocios "desde que se inauguraron con Antonio Masip", se mostró sorprendido por el buen ambiente "a pesar de ser el primer día". Pablo Lozano, procedente de Cartagena, acudió a San Mateo por segundo año para disfrutar de "la gente, los conciertos en la calle y el concurso de rock". Isabel Castejón volvía a pasarse por los chiringuitos por primera vez desde que fue madre, ahora que su hijo puede acompañarla. "Mi intención es que me dejen salir algún día e ir a una barra donde se pueda acceder", declaró. María José Menéndez celebraba el compromiso de una amiga, para luego "ir de mojitos, disfrutar y lo que surja".

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