Melendi siempre arrasa, pero cuando juega en casa, golea. El símil viene que ni pintado por su oviedismo y por estar en los dominios del Carlos Tartiere. El ovetense salió, hizo la introducción y se armó la algarabía total. Anda el cantante con la gira del álbum "Un alumno más" y ocurre lo que en todas las giras de Melendi: mucho público, más de 8.000, récord en La Ería este San Mateo. Algo que se reflejó ya antes de la sesión, puesto que lo esperaban unos mil chavales a las puertas de La Ería varias horas antes de que comenzara el concierto. Es decir, hay un preambiente en las sesiones de Melendi que ya asegura el éxito. Luego hay otro que aumenta toda esa gloria aún más, y es cuando aparece en el escenario y comienzan a sonar sus canciones. Da lo mismo la que suene que ahí está el personal para acompañar.

El primer saludo fue para decir "buenas noches paisanos. Es un privilegio para mí estar en las fiestas de San Mateo". A renglón seguido cantó "De pequeño fue el coco". A partir de ese momento, entre canción y canción, Melendi habló constantemente con el público. Por ejemplo, para presentar "Mi primer beso". Para entonces ya había cantado unas cuantas, todas ellas debidamente coreadas por un público infantil, adolescente, juvenil y los maduros de turno. Melendi seguía recordando cosas de la infancia, de las mujeres, de la vida, en fin, para presentar cada canción. El concierto iba transcurriendo como suele ser habitual en los espectáculos de Melendi: de manera frenética. También hizo sus coñas con su físico, ayer con pelo corto, camisa blanca (más tarde saldría de negro) y corbata. "Vaya cuerpazo que tengo", bromeó. Y es que cuando el cantante se dirige al público todo el clamor pro Melendi se intensifica. Así pues no hay más que esperar para rematar la pasión por Melendi a que vayan cayendo canciones como "Saraluna", "Cierro los ojos" o "Cenizas en la eternidad". La apoteosis llegó con "Asturias". Un concierto feliz para Melendi y el público.