Vigo tiene en marcha un nuevo hospital desde hace algo más de diez días. En algunos aspectos -tamaño, preponderancia sobre un territorio extenso, clima interno complejo...-, el Álvaro Cunqueiro presenta rasgos similares al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Incluso ambos tuvieron en común la figura de un gerente, el asturiano Mario González, quien dejó Vigo el pasado mes de abril, junto antes de acometer el traslado al nuevo recinto, quién sabe si huyendo de la que se avecinaba. Sin embargo, entre ambos había una diferencia relevante: el hospital vigués fue construido mediante un modelo público-privado muy cuestionado desde diversas instancias. Y ahora hay otra divergencia de gran calado político: el Álvaro Cunqueiro ha colmado el vaso de la paciencia del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien ha destituido a la consejera de Sanidad, Rocío Mosquera, duramente contestada desde ámbitos profesionales, sindicales y sociales por su gestión en la puesta en marcha del gran hospital del sur de Galicia.

En Asturias, el titular de Sanidad, Faustino Blanco, fue relevado en el último cambio de Gobierno. Las causas de su marcha -no deseada, desde luego- no han sido explicitadas por el Presidente asturiano. Pero parece seguro que los contratiempos derivados del traslado del HUCA -no pequeños- no figuran en los primeros lugares.

Núñez Feijóo se manifestó ayer sobre la crisis de gobierno, que, además de llevarse por delante a Mosquera, ha supuesto el desdoblamiento de dos consejerías. El Presidente gallego reconoció que durante el traslado al nuevo recinto sanitario se percibieron "deficiencias" y "se siguen percibiendo", porque "no es fácil" pasar de la cultura hospitalaria del Xeral y el Meixoeiro a un nuevo centro. "Todo es mejorable", apostilló, en declaraciones recogidas por Europa Press.

El nuevo responsable de la sanidad gallega es el hasta ahora alcalde de Bayona, Jesús Vázquez Almuiña, un médico bregado en la gestión sanitaria y hombre fuerte del PP en la Galicia meridional, donde se ubica el Hospital Álvaro Cunqueiro.

El Presidente gallego argumentó que el cese de Rocío Mosquera responde a su intención de "escuchar" a la sociedad gallega. En efecto, buena parte de la sociedad gallega se había pronunciado con nitidez sobre el proceso de construcción del Álvaro Cunqueiro. Por ejemplo, en una multitudinaria manifestación por el centro de Vigo que reclamaba "la recuperación" de la sanidad pública.

Y es que el centro sanitario vigués se construyó con un modelo público-privado, en virtud del cual la empresa concesionaria gestionará todos los servicios no sanitarios, no sólo los del nuevo centro, sino los de todos los hospitales del área (en el HUCA, un papel semejante lo desempeña la empresa pública Gispasa). Los sindicatos, el Colegio de Médicos gallego y diversos colectivos han alzado la voz para exigir el "rescate" de la concesión, que sitúan como el origen de la mayor parte de las deficiencias.

A la ya exconsejera Rocío Mosquera se le había recriminado su vinculación con el sector privado y la Xunta había tenido que emplear muchas energías en contrarrestar este estado de opinión, a base de proclamar que el nuevo Hospital es un equipamiento público.

Es seguro que las autoridades gallegas fueron siguiendo de reojo los avances del complejo sanitario de La Cadellada, que iba año y pico por delante. Pero eso no les evitó problemas. Por una parte, los derivados de un excesivo protagonismo de los servicios centrales de la Consejería en la toma de decisiones. Luego, goteras, caída de un falso techo, aparición de ratones... El culmen llegó con uno de los episodios más peliagudos en todo el proceso de puesta en servicio del Álvaro Cunqueiro: las "alteraciones" detectadas en los análisis de salubridad. El fallecimiento de una mujer con aspergillus -aunque luego se descartara que la enferma se infectase en el nuevo centro hospitalario- disparó todas las alarmas y obligó a paralizar el traslado durante tres semanas para volver a higienizar las áreas de hospitalización y los quirófanos. Eso sucedió el pasado agosto.

Luego, los elevados precios del parking provocaron otro gran enfrentamiento con pacientes y trabajadores, a los que Mosquera afeó su comportamiento después de la protesta organizada durante una visita al nuevo hospital en la que la Consejera terminó rodeada de escoltas.

Según Núñez Feijóo, "en este momento hay más hospitales públicos de los que había durante la recesión, y ahora tenemos que conseguir que funcionen mejor, y que el nuevo hospital de Vigo funcione mejor". El Presidente de la Xunta, antaño presidente del extinto Insalud, ha elogiado el "conocimiento muy claro" de la sanidad gallega y viguesa del nuevo consejero, de quien recordó que ha sido gerente del hospital Meixoeiro y director provincial del Sergas. "Conoce muy bien el área (de Vigo) como ciudadano y como médico, y es una apuesta clara para la sanidad pública". "Podremos demostrar, deficiencias y problemas aparte, que mereció la pena hacer un gran hospital en Vigo", sentenció Núñez Feijóo.

Ayer, pese al requerimiento de este periódico, el gerente asturiano Mario González no quiso pronunciarse sobre este delicado episodio de la sanidad gallega, que en este caso tiene algo de "prima hermana" de la asturiana. El tiempo determinará cuál de las dos es la prima.