El éxodo parece inevitable. El Servicio de Salud del Principado (Sespa) acaba de convocar el esperado concurso de traslados de enfermeros. El primero en siete años. En la amplísima oferta de plazas -707 en total-, figuran 181 de centros de salud, sin duda las más deseadas por los profesionales. La antigüedad será el único criterio que se tenga en cuenta a la hora de contabilizar los méritos. Desde los sindicatos sanitarios se da por sentado que el personal de enfermería de los hospitales se lanzará en masa a por esas plazas. Sin ir más lejos, en el último concurso-oposición de enfermeros -muy numeroso, pues se convocaron 472 plazas-, finalmente no se ofertó ninguna de atención primaria, para decepción de los concursantes. También se registrarán, obviamente, desplazamientos de unos centros de atención primaria a otros.

Al margen de las repercusiones sobre los profesionales, habrá que ver cómo incide este movimiento sobre la asistencia que se presta a los pacientes en los centros sanitarios públicos. El panorama global será un amplio grupo de enfermeros que, al menos en un primer momento, deberán desempeñar una tarea en la que no están rodados. Las plazas que dejen libres los enfermeros de los hospitales serán ocupadas por colegas que, en algunos casos, no estarán familiarizados con sus cometidos. Lo mismo les sucederá a los enfermeros de hospital que recalen en primaria.

Existen precedentes: semanas atrás, en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se hizo necesario aplazar algunas operaciones de cirugía cardíaca debido a que determinadas enfermeras de quirófano especializadas en esta disciplina habían sido desplazadas de sus puestos como consecuencia del ya citado concurso-oposición.

A priori, este desajuste entre el personal de enfermería y sus funciones puede ser más acentuado en los hospitales, donde una porción de las plantillas dispone de una especialización específica. Fuentes sindicales consultadas ayer por LA NUEVA ESPAÑA realizaron dos puntualizaciones a este respecto. La primera, de tono reivindicativo: "Es responsabilidad de la Administración sanitaria que la plantilla tenga la formación que exige el desempeño de sus responsabilidades". La segunda, más conciliadora y tranquilizadora: "En casos así, funciona ejemplarmente la solidaridad entre compañeros, y este caso no va a ser una excepción".

Con el fin de sortear el problema que acaba de ser descrito, el Sespa y los sindicatos discutieron la posibilidad de "perfilar" determinadas plazas. En este contexto, el verbo "perfilar" significa que en la convocatoria se exijan determinadas competencias y conocimientos que se consideran imprescindibles para el desarrollo de las funciones que la plaza en cuestión requiere. De este modo, la antigüedad dejaría de ser el único requisito evaluado. Y de este modo se evitaría que a una plaza llegara un profesional sin la necesaria cualificación para desempeñarla.

Esta misma posibilidad está en fase de discusión en relación con el concurso de traslados dirigido a médicos que será convocado en las próximas semanas. Un ejemplo paradigmático es lo que sucede con determinadas plazas del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), ocupadas -muchas veces con carácter interino- por facultativos que dominan ciertas técnicas o tecnologías y que, como consecuencia de un proceso de movilidad, pueden verse desplazados por colegas más veteranos y con plaza fija que no dispongan de esas destrezas concretas.

Finalmente, los sindicatos sanitarios impusieron su postura de no perfilar las plazas de enfermería. Una cuestión que en este ámbito tiene un factor añadido: la reciente implantación de la especialidad de enfermería familiar y comunitaria, que ya tiene en el mercado laboral algunas promociones de profesionales y que de algún modo deberá ser primada en las futuras ofertas de empleo público o de movilidad voluntaria. De hecho, para este concurso de traslados, la Sociedad de Enfermería de Atención Primaria de Asturias (Seapa) ya había reclamado que, además de los años de trabajo, se tuviera en cuenta la formación relacionada con la enfermería familiar y comunitaria. A juicio de Marta Villamil, presidenta de la Sociedad de Enfermería de Atención Primaria de Asturias (Seapa), esta postura "no es apoyada por los sindicatos, porque la mayoría de sus afiliados trabajan en hospitales".