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Un paseo "popartístico" por los 80

El artista candasín Joaquín Viña presenta en la galería Cervantes6 de Oviedo la colorida "Hiperpop 2", su exposición más crítica y combativa

Joaquín Viña, junto a algunas de las obras de su exposición. LUISMA MURIAS

Joaquín Viña (Candás, 1975) es uno de los muchos jóvenes asturianos que se ha reinventado para poder salir de la lacra del paro. Y, de momento, parece que la cosa le funciona. El artista presenta en la galería Cervantes6 de Oviedo, hasta el próximo 10 de noviembre, su exposición "Hiperpop 2", un recorrido por la década de los 80, en la que él creció, lleno de críticas y mensajes combativos pero disfrazados con una imagen cándida y casi infantil, gracias a la explosión de colores primarios y a la inclusión de los personajes más reconocibles de la época.

Aunque empezó a pintar "por experimentar" en el año 2003, abandonó los pinceles hasta el 2012. "Me dedicaba a coger todo lo que salía, desde pintar interiores hasta chapucillas", cuenta. En 2010 le encargaron unos murales para el teatro Prendes de Candás y los hizo. "También participé en la feria CulturClub de Gijón, hice varias exposiciones en galerías de Oviedo? pero no fue hasta la exposición del Museo Antón, que se vio hace seis meses, cuando me planteé que podía vivir de esto", cuenta. Es justo esa exposición la que se convirtió en el germen de "Hiperpop 2", una muestra en la que deja constancia de su manejo del dibujo y los juegos de color. "El pop es el estilo en el que mejor me muevo, y el que mejor representa las ideas y las paranoias de mi cabeza. Cada cuadro es una pura contradicción, y el estilo pop es el que mejor se adapta a esos mensajes. Es abierto, nada convencional, pero a la vez muy técnico".

Paseando entre los 20 lienzos y las 6 sillas que componen la exposición, -"me gustó como quedó una e hice diez", dice- uno se encuentra a Blancanieves y Alicia tiradas en una calle de Springfield (la ciudad de los Simpson) rodeadas de latas de cerveza; a Blancanieves babeando por un bote de fabada Litoral; a la Reina Letizia dentro de una bandera republicana; al maestro Yoda dando un mitin con el uniforme de Hitler; o a Mario Bros y Luigi posando con Stalin y Lenin al estilo Monte Rushmore de Dakota del Sur. "Los protagonistas de los lienzos son personajes de cómic, del cine o de la cultura popular lanzando mensajes políticos o motivos de la actualidad. Ese doble sentido cumple la idea subversiva y arriesgada bajo la que nació el pop-art".

No faltan tampoco los superhéroes y las referencias musicales. "Mi generación creció en los 80 y vivió su juventud en los 90. Nuestra infancia estuvo acompañada por Heidi, Marco y Mickey Mouse. Nos emborrachamos y bailamos con Nirvana, los Rolling Stones, The Who, Sex Pistols, Los ilegales y Talego Kini. Se suponía que éramos la generación mejor preparada, la que conseguiríamos llegar a donde nuestros padres no habían llegado. Pero fue todo humo. La mayoría está en el paro o ha tenido que emigrar". Por eso, hoy él grita todas sus reivindicaciones y críticas a través de su atractiva pintura, llena de rojos, azules y amarillos. "La primera intención de mi obra es arrancar una sonrisa, y que al instante te quedes pillado por lo que ves en ella. Tenemos que entender que los 90 y los 2000 son los años de la basura. Que el sueño que nos vendieron los políticos nos llevó a la crisis". Ahora, es él el que vende un sueño irreal. Un mundo de fantasía y color que esconde una verdad dolorosa. "Un mundo en el que la mayoría tiene que sufrir para poder sobrevivir".

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