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Un "revival" de los años 30 para acoger a Mozart

"Un vestuario muy variado, inspirado en los años 30, y con buenos tejidos". Así describe Nadia Balada las prendas de la producción que tienen actualmente entre manos ella y su equipo, "Las bodas de Fígaro" de Wolfgang Amadeus Mozart. Para este título ella y su equipo tendrán que vestir a once solistas, ocho hombres y tres mujeres, y al Coro de la Ópera de Oviedo. "Tenemos mucho trabajo porque hay bastantes cambios. Las mujeres tienen tres o cuatro estilismos diferentes en cada función. Pasan del vestuario doméstico más informal a trajes de boda ornamentados".

Pero ese no es su mayor reto. El vestuario de esta producción de la Ópera Ballet Vlaanderen de Amberes (Bélgica) fue diseñado por Guy Joosten, y llegó al Campoamor directamente desde allí. "Dos de los cantantes que participaron en ella eran bastante gorditos y aquí, los que interpretan a esos mismos personajes, son delgadísimos. Adaptar esos trajes es lo que más nos está costando". Pero, a pesar de las dificultades, está encantada con él. "Los años 30 es una década que no había trabajado mucho. Casi todas las producciones de este tipo llevan un vestuario de época clásico, pero este es especial. Además de la calidad de los tejidos, tiene muchos detalles y es muy descriptivo y teatral. Está pensado para ayudarte a entender perfectamente a los personajes". Balada explica que gracias a esas prendas cargadas de dramaturgia, en cuanto sale cada uno de los cantantes a escena "identificas con su ropa a qué clase social pertenece y cómo es su personalidad y su carácter".

Los trajes y las camisas de caballero son los grandes protagonistas de esta producción, por la cantidad de personajes masculinos que la componen. También hay muchas batas y batines estampados, vestidos y faldas a media pierna, chalecos, y ropas de trabajo oscuras, que se contraponen a los estilismos de ceremonia más pomposos.

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