"¿Hoy sí o no? Qué hago, ¿me quedo aquí sentado o cruzo la calle?". Un usuario de autobús urbano no sabía ayer a qué atenerse en el entorno del HUCA (Hospital Universitario central de Asturias) cuando se disponía a volver a su casa tras visitar a un familiar enfermo. El cambio temporal de localización que tuvo la parada del C1, C2, D1 y D2, y la cabecera del F1 y F2 a lo largo de casi un mes le tenía desconcertado. A él y a la decena de personas que miraban con insistencia el reloj, y caminaban desde la marquesina habitual hasta la rotonda de la calle Juan López Arranz -donde pararon los autobuses de esas tres líneas durante veinticinco días- y viceversa. La escasa información sobre el cambio y la posterior reposición de las paradas tuvo la culpa del desconcierto. Un cartel tamaño folio pegado en un lateral de la marquesina "de siempre", junto a los edificios de consultas del complejo hospitalario, pasó desapercibido para la mayoría de los usuarios. Mientras que en la nueva ubicación no había señalización alguna.
"Con motivo de las obras que tendrán lugar de acceso al HUCA, el servicio de autobús urbano se ve obligado a realizar las paradas en las zonas alternativas indicadas. A partir del 5 de octubre y hasta el final de las obras. Disculpen las molestias". Este era el mensaje -acompañado de un plano- que casi nadie vio durante el mes de octubre. Y otro similar, pero que anuncia la reposición del servicio habitual, también pasa desapercibido. "Con motivo de la finalización de las obras de acceso al HUCA, a partir del viernes 30 de octubre se restablece la normalidad en las líneas C, D y F. La línea F recupera su cabecera en el HUCA y las líneas C y D pararán allí".
Ahora, junto a la glorieta de la calle Juan López Arranz, hay gente esperando por un autobús que nunca vendrá. Su única salvación es que otros usuarios les saquen del error.
Esta no es la única polémica en la que ha estado envuelta la parada de autobús urbano del HUCA, dependiente de la concesionaria del servicio, TUA (Transportes Unidos de Asturias). En julio, los trabajadores de la empresa alertaron de la peligrosidad de la parada al Alcalde y a la Concejala de Transporte. El presidente del comité de empresa, Manuel Villaverde, explicó a Wenceslao López y a Ana Rivas que la parada habilitada en el complejo hospitalario de La Cadellada presenta serios problemas de seguridad por la aglomeración de coches en esa zona, tanto vehículos particulares como hospitalarios, además de los taxis. Por otra parte, añadió Villaverde, para llegar a ella los autobuses han de salvar una curva muy cerrada y circular por un pavimento adoquinado. Además, la parada estuvo varios meses sin señalizar. Es decir, sin una marquesina en la que esperar los autobuses de las líneas C, D y F.
