La mina de hierro La Parva, también llamada San Gabriel y mina Cueva Parda se ubica unos kilómetros más allá del pueblo de Castañedo del Monte, en el concejo de Santo Adriano. De esas minas llegó parte del hierro empleado en las fundiciones de Trubia, para fabricar los cañones utilizados en la Guerra de la Independencia contra los franceses.

De hecho, cuando se implantó la fábrica de armas en Trubia, a finales del siglo XVIII, uno de los factores tenidos en cuenta, fue la presencia de minas de hierro en las cercanías, además del carbón y la posibilidad de hacer navegable el río Nalón. La puesta en funcionamiento de la explotación se hace con trabajadores de la antigua fábrica de armas de Navarra, aunque no fue hasta después de la ley de 1825 cuando empezó a explotarse significativamente, aunque su producción nunca fue muy elevada.

La mina era una más de las que abastecían de hierro a la fábrica de armas de Trubia, junto a otras como las de Berció, Báscones, y Udrión. Fue el general Elorza, en 1844 quien vio que este mineral no era del todo apropiado para la fabricación de cañones, por lo que debería ser complementado con mineral traído de otras zonas. Por este motivo su producción empezó a abandonarse en 1866, cuando la fábrica de Trubia ceja en su actividad metalúrgica. En 1881 la Real Hacienda incautó los yacimientos. A partir de entonces la actividad fue nula.

Las citas de Jovellanos. El antiguo yacimiento fue investigado en 1794, a solicitud del Comisionado del Gobierno con el fin de abastecer de mineral de hierro la Fábrica de Armas. Quedó registrado a nombre de Marcelino M. Torres con el número 243. También es citado por Jovellanos en sus Diarios. Dice el ilustrado gijonés que el mineral era transportado hasta la fábrica mediante barcazas.

En 1844 la mina pasó a ser propiedad del Estado bajo en control del Cuerpo de Artillería. Hacia 1901 se hizo cargo de su explotación la Sociedad Minera de Castañedo del Monte. La mina se encuentra enclavada al pie de la Sierra de Buanga, en el paraje denominado Cauzo.

En ella se perforaron tres pozos, en los que se distinguen cinco capas estratificadas en las areniscas ferruginosas. La primera y la quinta son las más pobres. Presentan leyes que oscilan entre el 40 y el 50% de hierro, rico en sílice y con algo de fósforo. Se estimó una cubicación de 70 millones de toneladas.

Como dato curioso los vecinos aun recuerdan un accidente trágico en el que perdió la vida Aurelio Fernández, vecino de Castañedo hacia el año 1901, momento que se considera el final de las explotaciones. Se renovaron diversas concesiones a otros industriales hasta los años 30, pero parece ser que las actividades se concentraron más en realizar sondeos valorativos por la zona más que a la explotación de las minas

De Castañedo a los prados. La ruta comienza en la plaza del pueblo de Castañedo del Monte donde sale una pequeña pista asfaltada, justo enfrente de la Iglesia de San Gabriel. El camino es llano y transita entre prados bajo el pico Plantón de la Sierra de Buanga. Encontramos dos edificios. En el segundo antiguamente vivían los facultativos mineros. Las construcciones se distinguen fácilmente por la galería de madera, de los pisos superiores, y que después del abandono de la actividad minera, han sido reorientadas a viviendas agrícolas a las que se les adosaron la cuadra y el pajar. Desde allí donde se consigue una bonita vista.

El viejo chorco de lobos. A la izquierda del camino, se encuentra un tendejón con terneros. Al fondo vemos un prado en un pequeño collado a modo de silla de caballo. En la parte opuesta se encuentran los restos de un chorco de lobos, utilizado antiguamente para cazar ejemplares de esta especie de cánidos. Muy pronto llegamos al barrio de Niseros, junto al lavadero y la fuente, de la que mana abundante agua donde podemos rellenar las cantimploras.

A partir de aquí el asfalto desaparece. El camino está totalmente cubierto por el césped de un intenso verde. El camino gira al sur. Es entonces cuando se observa el pueblo de Castañedo situado en lo alto de un collado a la vera del Pico Castiello. Nos adentramos en un castañar. Nos encontramos con un cruce, donde se encuentra una señal del GR 101.1. Seguimos por el camino de la izquierda que transita prácticamente en llano, con la ultima vista de Castañedo en la retina. A partir de este punto el camino gira a la derecha y nos adentramos mas en el castañar, que aporta todo el sentido al topónimo de Castañedo de Monte.

Musgos, vegetación y paredes de piedra. El camino es ancho y cómodo de andar, con un talud a la derecha, donde los musgos y la vegetación lo cubren prácticamente. Según avanzamos nos encontramos, a la derecha, con los restos de una pared de piedra salpicada de unos líquenes de color amarillo, por donde culebrean las raíces del castaño que se encuentra al pie del talud. Así mismo junto a ella podemos observar como las raíces de los arboles se introducen en la tierra en busca de agua y comida, y con un poco de observación veremos como las raíces de cada árbol crecen de una manera distinta.

La explanada en medio del bosque. Al llegar al cruce debemos seguir por el camino de la derecha, que asciende un corto trecho, hasta una pequeña explanada en medio del bosque. Casi inmediatamente nos encontramos con una pequeña bocamina a la derecha y unos pequeños bancos en la explanada de acceso. Estamos en el primer nivel de la explotación de San Gabriel o la Parva, donde vemos encima de la bocamina un gran desmonte.

El camino que hemos traído hasta este lugar fue construido a medias por los vecinos de Castañedo y la fábrica de Armas, con el ancho suficiente para que los carros de bueyes se cruzaran, según narra Jovellanos. Si miramos a la derecha vemos los restos de una cabaña y del antiguo poblado minero de la Parva.

La ruta continua, ahora por un camino mas estrecho que nos lleva en muy poco tiempo a un desvío a la derecha, el cual identificamos por las escaleras y la barandilla de madera que va junto a estas. Ascendemos por las escaleras hasta su fin. El sendero da un giro a la izquierda que nos conduce a un piso superior de la mina, donde encontramos con otra galería, en medio de un lujuriante espacio y donde en el talud de entrada de la mina vemos una de las pocas hayas que hay en este bosque. Seguimos el camino que nos lleva junto a otra barandilla de madera. A la derecha del cruce vemos varias bocaminas y al fondo una barandilla. Si subimos junto a ellas vamos a dar a una rampa donde en el talud existen 13 bocamina comunicadas para encontrar las vetas.

De regreso a la pista seguimos hacia la izquierda, hasta Peña Avis. Al llegar al cruce tenemos enfrente Castañedo hacia el que nos dirigimos siguiendo el camino por la izquierda.