João Rocha tenía siete años cuando el hombre llegó a la luna y desde aquel día supo que quería estudiar ciencias. Cuarenta y seis años después es catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Aveiro (Portugal) y un experto en el estudio y desarrollo de aplicaciones de materiales luminiscentes. Rocha habló ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA de su pasión por el Universo y los descubrimientos del hombre durante una conferencia que llamó: "The joy of Science: A personal account" ("La alegría de la ciencia: Un relato personal"). Estuvo acompañado por José Manuel González, secretario de la Real Sociedad Española de Química, y por el coordinador del Grupo de Investigación SYSTAM y profesor de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda.

Las casi infinitas posibilidades prácticas de los silicatos, las nanopartículas de óxido, o los polímeros inorgánicos atraparon al público, que siguieron la charla -didáctica y amena- de Rocha. Así, la fibra óptica, las telecomunicaciones e incluso la resonancia magnética son algunas de las aplicaciones de este tipo de materiales emisores de luz.

"La química está en todas partes, hasta en la red wifi o en internet", dijo un entusiasmado Rocha, que además recibió el premio Medinabeitia-Lourenço por su trayectoria profesional. El galardón lo entregó la Real Sociedad Española de Química y un jurado de profesionales valora a los aspirantes.

A su vez, otro grupo de expertos presentó a Rocha como candidato al premio por sus logros, tanto en el campo de la química como en el de la física, y por su experiencia investigadora con materiales luminiscentes.