Un gijonés de 46 años falleció en la madrugada del viernes al sábado al precipitarse de forma accidental desde una altura de once metros en el interior del aparcamiento de Llamaquique. Según ha podido saber este periódico por fuentes conocedoras del caso, el hombre condujo el viernes hasta Oviedo para asistir a una cena y dejó el coche en el parking. Cuando regresó a recogerlo, de madrugada, en lugar de utilizar las escaleras o el ascensor bajó por la rampa de vehículos, pero se encontró cerrada la puerta que separa las plantas. En las cámaras de seguridad del aparcamiento se ve cómo el hombre, para sortear la puerta, decidió saltar por el hueco. Sin embargo, terminó precipitándose hasta el sótano. La caída fue fatal y le produjo la muerte.

El fallecido, Álvaro Fernández-Castaño Merediz, estaba siendo buscado por la Policía después de que su familia presentase una denuncia en la Comisaría de Gijón. Los agentes centraron sus investigaciones en Oviedo, que es donde el hombre había sido visto por última vez. Una de las gestiones que realizaron los agentes fue echar un vistazo en los aparcamientos de la capital, donde se suponía que había estacionado el vehículo. Las peores noticias llegaron alrededor de las dos de la tarde, cuando los agentes localizaron el cuerpo sin vida del gijonés en el interior del aparcamiento de Llamaquique, en una zona poco transitada del sótano del establecimiento.

Hasta el lugar se desplazaron agentes de la Unidad de Policía Científica para hacerse cargo de la investigación. También se desplazó una uvi móvil del servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), pero los sanitarios tan solo pudieron certificar la muerte del hombre. Una comisión judicial autorizó el levantamiento del cuerpo y los agentes informaron a la familia del hallazgo.

Los investigadores del suceso enseguida se hicieron con las grabaciones de las cámaras de seguridad del aparcamiento donde averiguaron que la muerte se debía a un accidente y que no habían intervenido terceras personas en el desenlace.

Álvaro Fernández-Castaño Merediz era ingeniero de minas y estaba casado con Mónica Martínez, hija de José Martínez propietario a su vez de la empresa avilesina Asturiana de Aleaciones, de la que el fallecido fue consejero. Fruto de este matrimonio tuvo dos hijos. El cuerpo sin vida del gijonés fue trasladado de inmediato al Instituto de Medicina Legal de La Corredoria donde estaba previsto que se le practicase la autopsia a lo largo del día de hoy.