"La situación no es alarmante, pero había que tomar medidas para reducir el nivel de partículas en el aire". Elena Marañón, directora general de Prevención y Control Ambiental del Principado, lanzó ayer un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía sobre la contaminación en Oviedo y, más concretamente, en las inmediaciones del Palacio de los Deportes. "El problema está en las partículas PM10, cuyo valor límite es de 50 microgramos/metro cúbico y han estado en una media diaria de alrededor de 60 durante las últimas jornadas, por lo que se planteó la necesidad de actuar", aseguró Marañón en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA. A su juicio, se trata de una polución que tiene un origen centrado en el tráfico, por lo que confía en que con las restricciones y el regado de los viales será posible reducir los niveles en 48 horas, teniendo en cuenta, además, que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé lluvias para mañana.

Basándose en los datos de la red de control de la calidad del aire del Principado, Elena Marañón anuncia que no está previsto tomar medidas similares a las de Oviedo ni en Gijón ni en Avilés. "Los niveles son correctos en el resto de estaciones de medición, salvo en la avilesina de Matadero, que tiene unas características muy específicas", apunta la directora general de la Consejería de Medio Ambiente.

Tampoco cree esta química gijonesa que vaya a ser necesario aplicar más restricciones al tráfico en Oviedo, tales como una reducción de la velocidad máxima permitida de 50 a 30 kilómetros en todo el casco urbano. En principio, también quedan descartadas actuaciones sobre las calefacciones de carbón o biomasa, que generan esas mismas partículas que están superando los niveles máximos en el entorno del Palacio de los Deportes. "No se han registrado índices alarmantes y lo normal sería que el corte al tráfico y el regado de las calles sean suficientes", insiste Marañón.

El precedente de Madrid

La responsable autonómica de Prevención y Control Ambiental sostiene que el problema que se plantea en Oviedo no tiene nada que ver con el que sufrió Madrid hace poco más de una semana. El Ayuntamiento que preside Manuela Carmena activó la prohibición de aparcar en el centro de la ciudad, después de que varias estaciones de medición de calidad del aire superaran los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) exigidos durante tres días seguidos. Así, sólo se permitió estacionar en los distritos del interior de la M-30 a los residentes que presentasen la tarjeta acreditativa, una medida que se sumó a la limitación de la velocidad máxima de 90 a 70 kilómetros por hora en las vías de circunvalación. Aunque muy elevados, los valores de polución registrados no obligaron a limitar el tráfico rodado a la mitad, con los coches de matrículas pares un día y los de las impares al siguiente.

Asegura Marañón que, en el caso de Madrid, el principal problema obedeció a las altas concentraciones de dióxido de nitrógeno, un contaminante que, aunque también tiene relación con el tráfico, no presenta en Oviedo unos niveles por encima de lo recomendable, según apunta la responsable autonómica.