"Le conocía desde que tenía 15 años. Era todo bondad. Lo que más le gustaba era hacer favores", subrayó Inocencio Hurtado en alusión a Víctor Allén, al término del funeral por éste, celebrado en la tarde de ayer en la basílica ovetense de San Juan. Un oficio religioso en el que el sacerdote celebrante, Javier Suárez, destacó que el fallecido, agente de la propiedad inmobiliaria, "era un buen gestor, un emprendedor que creó muchos puestos de trabajo".

Víctor Allén Regueras falleció anteayer en Oviedo a la edad de 61 años, tras nueve meses de lucha contra una enfermedad. Natural de Benavente (Zamora), vivió en la capital del Principado durante casi toda su vida. Su padre, Eduardo Allén, muerto en el año 2006, se había dedicado al sector inmobiliario. Víctor siguió este mismo camino. "Había heredado el carácter de mi padre, especialmente la profesionalidad y el don de gentes, y tenía una creatividad y una capacidad de innovación extraordinarias", señaló Eduardo Allén, el mayor de los cinco hermanos del finado, quien decantó su trayectoria profesional por la gestión empresarial. Otro de los hermanos reside en México y no pudo acudir a la despedida.

Víctor Allén era el penúltimo de los seis hermanos, tres varones y tres mujeres. De formación autodidacta, se inició en el mundo de la propiedad inmobiliaria prácticamente en su adolescencia. Ejerció en la empresa que llevaba su apellido y el de su padre, bien conocido gracias a los innumerables carteles instalados en edificios de Oviedo y de otras localidades asturianas. David, el mayor de los tres hijos del fallecido, constituye actualmente la tercera generación de la saga familiar.

"Víctor era un hombre muy afable, muy cariñoso", precisó Inocencio Hurtado, quien ya había mantenido una amistad profunda con su padre. En sus lustros de dedicación al sector inmobiliario, Víctor Allén hizo un paréntesis para dedicarse a la decoración de interiores. En 2008 puso fin a su etapa profesional. Un trastorno cardiaco tuvo la culpa. "Sobrevivió de milagro. Tuvieron que implantarte un desfibrilador", indicó su hermano Eduardo. Desde entonces, pasó a un segundo plano. Sin embargo, "no servía para estar en la retaguardia. Seguía dando ideas, impulsando proyectos", agregó Eduardo Allén.