El Monsacro, la montaña sagrada de Morcín, donde en el siglo XII, el Obispo Pelayo sitúa en su "Libro de los Testamentos", el ocultamiento de joyas de la monarquía visigoda tras la derrota de Guadalete, hasta que Alfonso II el Casto, las trasladó a la Cámara Santa de Oviedo, sellará su unión con la Catedral a través de un camino, que según el proyecto inicial, irá del Pozo de Santo Toribio hasta el templo.

La Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Morcín dio luz verde a la propuesta del alcalde Jesús Álvarez Barbao, para iniciar las gestiones con todas las instituciones asturianas, a fin de poner en marcha de un ambicioso proyecto institucional cultural y turístico, cuyo fin es la potenciación del Monsacro y su entorno.

Álvarez Barbao aclara que se trata de un proyecto institucional en el que han de implicarse todos los grupos políticos de la Corporación Municipal, así como los principales organismos oficiales asturianos, a el fin de llevar a cabo un proyecto beneficioso, al dar valor cultural y turístico a todo el entorno de la Montaña Sagrada.

En una primera fase, el Ayuntamiento de Morcín -en colaboración con el gobierno del Principado de Asturias- quiere iniciar la ejecución de un plan gradual de mejoras en el camino más importante cuyo trazado va desde Santa Eulalia y que fue construido inicialmente en zigzag, a fin de facilitar la ascensión de una forma rápida hasta la majada que se encuentra a más de mil metros de altura.

Mesas redondas y conferencias culturales para promocionar la historia del Monsacro. El Ayuntamiento de Morcín iniciará este mes un ciclo de mesas redondas, con la participación de representantes del gobierno del Principado, la Universidad, el Arzobispado y el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), para desarrollar toda la temática histórica y cultural, en torno al Monsacro y sus tradiciones. También participarán investigadores, arqueólogos y autores de libros que, desde diferentes perspectivas analizan el Monsacro, sus secretos y sus misterios.

La reconstrucción del Camino recorrido por las Reliquias, hasta la Cámara Santa. Actualmente se llevan a cabo gestiones con representantes del Arzobispado de Oviedo, de acuerdo con el párroco de Santa Eulalia de Morcín, Miguel Ángel García -templo que se cree que es el más antiguo de Asturias, aunque no haya documentación fidedigna que pueda ser consultada, debido a que todos los valiosos archivos fueron quemados durante la Guerra Civil- a fin de crear el camino de las reliquias, desde el Monsacro hasta la Cámara Santa.

El trazado se realizará de acuerdo con la Dirección General de Patrimonio Histórico y Cultural del Principado de Asturias y discurriría por los concejos de Morcín, Ribera de Arriba y Oviedo, con la debida señalización hacia aquellos monumentos más importantes que existen y puedan ser visitados en estos tres concejos. Se quiere potenciar el turismo religioso siguiendo el tradicional camino histórico de Alfonso II "El Casto" desde el pozo de Santo Toribio, donde estaban guardadas las valiosas reliquias, hasta su capilla palatina en Oviedo.

Aramo, el dios prerromano protector de las encrucijadas de los caminos de la vida y la muerte. El Paraíso Natural tiene en la sierra del Aramo uno de los enclaves mágicos de la historia de los orígenes asturianos. Aramo era el dios prerromano protector de las encrucijadas en la vida y en la muerte, de ahí que sean los montes sagrados de los astures. No en vano por los territorios de la Montaña Central pasan dos vías emblemáticas: la Ruta de la Plata y el camino hacia Santiago, cuyo originario nombre nada tiene que ver con el apóstol hijo de Zebedeo quien nunca pisó lo que hoy llamamos España. Algo hay en la sierra del Aramo, ya que las comunidades prehistóricas sacralizaron sus emblemáticos montes. Entre ellos, la mole rocosa de la montaña sagrada -como su propio nombre indica-del Monsacro que está en el concejo de Morcín - "muro cinctus", cinturón de montañas- y al lado de Riosa -río sagrado- como auténtico emblema legendario.

Toribio, el confesor de la reina Adosinda. Cuenta la leyenda que alguien con el nombre de Toribio, antes de subir a los altares como santo y antes de ser confesor en Pravia de la reina Adosinda esposa del rey Fruela quien por amor trasladó la Corte de Oviedo a Pravia, regresó a la península Ibérica con un trozo de madera de la cruz de Jesucristo que le había sido regalado por Juvenal, patriarca de Jerusalén, tras haber trabajado como sacristán mayor de la iglesia del Santo Sepulcro. Al pasar por Roma, el papa León I le nombró archidiácono de la iglesia de Tuy y le entregó también algunas reliquias para que fuesen trasladadas a lugar seguro, ya que ya por entonces empezaba a hablarse de la decadencia del Imperio de Occidente. Unos cuantos siglos después así seguimos, claro.

El barco que llegó al puerto de Raíces. El barco que trasladaba a Toribio de Liébana llegó al puerto de Raíces (Castrillón), frente a la fortaleza de Gauzón. Aunque los historiadores se refieren siempre a las marinas de Sabugo, el legendario desembarco de Toribio es anterior a la existencia de Avilés, dado que su supuesta llegada fue en el siglo V. Una buena prueba de esta tesis es que en las dunas del Espartal en Salinas, todavía pueden ser admirados los históricos amarres de hierro de aquella época gloriosa en la Historia de Asturias.

Desde allí, por razones que se desconocen, pero que han de tener alguna relación con ritos iniciáticos, se dirigió sin dudarlo hasta el Monsacro con sus reliquias. Antes de acceder a la cima, a sus pies, en Santa Eulalia edificó un templo y estableció allí lo que algunos consideran como el núcleo cristiano más antiguo de Asturias.

El investigador cántabro José María del Val mantiene que el monte sagrado "es como una columna y en derredor de su base se halla San Sebastián; se abre San Antonio de la Foz con la primitiva advocación de San Mamés, donde se encontraron lápidas cristianas de las más antiguas (era de DIII, año de 465), se tiende Santa Eulalia, está La Riosa; forma el monte una circunferencia de una legua y alcanza un cuarto de legua (mil doscientos noventa y cinco metros) la elevación de su cumbre. En la cima dos templos: el del pago de Santa Catalina, templo que sobre la base de un dolmen elevó Santo Toribio para depositar el tesoro eclesial de reliquias y donde se hallaba una antiquísima estatua y el de Santa María Magdalena de Monsacro".

Después de una dilatada estancia en estos lugares -a decir de la crónica de Montano- Toribio volvió en sus pasos a la tierra nativa recalando en una población cercana al Atlántico a la vera del fronterizo Miño: Tuy.

Al parecer, allí no fue muy bien recibido, por lo que se fue con su preciado lignum crucis a Liébana donde se venera al trozo mayor de la cruz de Cristo. Hay quien cuestiona la existencia del personaje de Toribio, pero los historiadores escépticos deberían de aclarar entonces cómo llegó el trozo más grande que se conserva de la "lignun" crucis al monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde es venerada por millones de personas todos los años.

Sea como sea -bien leyenda, ficción o historia verídica- hay una confluencia de hechos innegables, ya que en la majada del Monsacro se conservan dos capillas medievales que nadie ha sabido explicar hasta ahora la razón de su existencia en tan inhóspito lugar. Con criterios de un cierto sincretismo religioso hay que recordar que la mayoría de las iglesias de todas las religiones siempre han sido elevadas sobre restos anteriores. En aquella majada existió un conjunto tumular de origen megalítico en el que se hacían cultos a la Santa Madre y allí Toribio escondió en el llamado "pozo del ermitaño" las reliquias que consigo llevaba.

La reina Urraca firmó su primer documento para la donación del Monsacro al amante de su madre natural Gontrodo Petri. Hay otro hecho también incuestionable. El día 1 de julio de 1158 estrenó el título de Reina de Asturias, doña Urraca, la hermana del rey Fernando II de León que en esa misma fecha con la que inicia su mandato firma su primer documento oficial. ¡Qué casualidad! Esa primera decisión real fue la donación al fratre Rodericus Sebastianiz -hombre muy influyente en la Corte asturiana- la cesión de algunas propiedades en el Monsacro para que pudiesen pastar los ganados que allí tenía una comunidad de fratres.

El tal Rodericus no era un don nadie ya que figura como testigo firmante en un documento del rey Alfonso VII. Así que antes de fraile fue cocinero, además de haber gozado de la plena confianza de Gontrodo Petri -la amante del rey Alfonso VII y aseguran que auténtica madre de doña Urraca- que era una de las mujeres más influyentes en la primera mitad del siglo XII.

Años después, arrepentidos ambos de los placeres del mundo, del demonio y de la carne, Rodericus se retiraría al Monsacro y Gontrodo, que era muy suya, no le bastaría el Monasterio de San Pelayo, sino que fundaría muy cerca el Monasterio de La Vega, en el año 1153, en unos terrenos propiedad de Alfonso VII, el Emperador con quien había tenido una hija fuera del matrimonio: doña Urraca.

La capilla de Santiago, con la misma planta octogonal que la primera iglesia de Roma. Hacía por entonces unos cuarenta años que había sido fundada la Orden del Temple y todo parece indicar que aquella comunidad cera de origen templario. Hay tres argumentos válidos para defender esta tesis. Una de las capillas del Monsacro tiene la misma planta octogonal que la primera iglesia de Roma. Los templarios realizaron excavaciones en busca del Arca Santa y los manuscritos secretos en el templo del Rey Salomón y un día se marcharon de allí precipitadamente para extender su poderío y riquezas por todas partes. Desde entonces, construyeron sus templos con planta octogonal.

El segundo argumento para afirmar que el Monsacro fue un enclave templario es que en la parte sur hay un promontorio que se llama "El Teleno", el mismo nombre que tiene en Ponferrada otros de los históricos lugares de la Orden.

Además, al Monsacro se le conoce también como la peña de La Magdalena porque allí se rindió culto durante siglos a una virgen negra en una de sus capillas que su nombre lleva. Las vírgenes negras tienen su origen céltico y tras ser romanizadas fueron veneradas en numerosas catedrales y santuarios de Europa durante la Edad Media, como donadoras las diosas madres de la tierra que daban la vida, la fecundidad y el bienestar.

Todas las edificaciones relacionadas con las vírgenes negras son lugares iniciáticos, en conexión con los templarios, que conocían los secretos de la decapitada cabeza del Bautista, de la Sábana Santa -el sudario está en la Catedral de Oviedo-y de María Magdalena. De ahí que en todos los templos se venera a La Magdalena. Así que en las iglesias donde hay vírgenes negras pasaron por allí los templarios. O sea que hay que darse una caminata monte arriba y subir hasta la majada del Monsacro para tratar de vibrar con los secretos eternos.

Porque, en definitiva, si no hubiera algún misterio desconocido en el Monsacro -donde se asevera que está la puerta del Cielo-¿a quién se le ocurriría construir un templo de planta octogonal con la misma estructura de la primera iglesia de Roma en una majada de un monte a mil metros de altura con unas comunicaciones muy dificultosas?

Vamos que con las reliquias del Arca Santa que el rey Alfonso II "El Casto" se llevó desde el Monsacro a la catedral de Oviedo, con el poderío de los templarios y con las vírgenes negras hay suficientes bases argumentales para recrear con un buen guion una historia para una exitosa serie televisiva o una película para comercializar internacionalmente y así atraer millones de turistas hacia Asturias.

Un plan de excavaciones arqueológicas para descubrir la verdadera historia del Monsacro. La verdad de todas estas historias que se pierden en la noche de los tiempos podría salir a la luz si el gobierno del Principado, la Universidad y el Arzobispado se pusiesen de acuerdo -con el apoyo económico de las entidades financieras asturianas- para acometer un plan científico de excavaciones arqueológicas, a fin de descubrir todos los misterios y secretos de la montaña sagrada y poder así dar respuestas a tantas preguntas.

Ya en 1958, José Manuel González Vallés en su trabajo histórico sobre "Monsacro y sus tradiciones" advirtió que "en la cumbre del Monsacro existen vestigios de una necrópolis tumular, perteneciente a la cultura megalítica probablemente; en todo caso no posterior al periodo del bronce. Es un conjunto de pequeños túmulos hemisféricos, en su integridad, de tierra generalmente y diámetro variable, que cubren una cámara construida en el centro de su base con piedras irregulares, donde eran depositados los restos y ajuar de los difuntos. Por efecto de la expoliación de los buscadores de tesoros, o por hundimiento de la cámara funeraria, la mayor parte de los túmulos aparecen con un hoyo central.

El informe de Pilar García Cuetos realizado en 1985, con motivo de la restauración de las capillas del Monsacro por el gobierno del presidente Pedro de Silva, mantiene que "hay indicios que la capilla de la Magdalena se asienta sobre un túmulo o plataforma de aspecto artificial y junto al muro del edificio pudo haber un cementerio, dado que se conservan restos de un muro, aunque con esto no se descarta que pudiera tratarse de algún tipo de construcción más complejo. Dados todos estos indicios se hace necesario un estudio de excavación minuciosa y científica eludiendo cualquier prospección parcial indiscriminada que pudiera dañar el posible túmulo".

El responsable de la documentación guardada en el Archivo Diocesano de Oviedo, Agustín Hevia Vallina opina que la comunidad de fratres podría haber construido algún tipo de edificación en Los Llanos, a fin de controlar con mayor facilidad el tránsito por los caminos sagrados.

Festejos durante cuatro días en la majada. Entre las tradiciones históricas que podrían recuperarse están los festejos que desde siglos atrás se organizaban desde el 22 al 25 de julio, festividades de Santa María Magdalena y de Santiago. Durante cuatro días los lugareños celebraban una gran fiesta pagana, en la que no faltaban las carreras de caballos con cintas que se mantuvieron hasta la década de los ochenta del siglo pasado. En el estudio sobre "Toponimia y Tradiciones del Monsacro", los historiadores Fernández Conde y Santos del Valle recogen un valioso testimonio de un vecino de Otura en el que recoge sus recuerdos : "Los habitantes de las aldeas cercanas sabían al monte el día de La Magdalena. Muchos de ellos permanecían allí las cuatro jornadas.

La quema del Tararu culminaba la celebración. El día de Santiago por la tarde tenía lugar la quema del Tararu, un monigote de madera adornado con elementos de fácil combustión. En sus extremidades llevaba también materiales inflamables que explotaban ruidosamente cuando eran alcanzadas por las llamas. El espectáculo llegaba a su momento álgido al explotar la cabeza del monigote. Entonces, la concurrencia, jubilosa, prorrumpía en aplausos y daba así por terminado el sacrificio ígneo del Tararu". El Tararu o Taranu era el dios de la guerra y del trueno en la Asturias de la época prerromana. Estos afamados historiadores concluyen afirmando que "El Monsacro, por su asperidad y singularidad reúne todas las condiciones para ofrecer un lugar idóneo de entronización a una divinidad".